• Una protesta contra las políticas de inmigración del presidente de EE.UU., Donald Trump, en Nueva York, 11 de febrero de 2017.
Publicada: viernes, 1 de septiembre de 2017 18:28

Los inmigrantes con educación limitada crean más negocios y contribuyen en mayor medida a la economía de EE.UU. que los mejor cualificados académicamente.

Lo revela este viernes un estudio difundido por el proyecto “Negocios contra los Prejuicios”, de la Alianza Americana de Negocios Independientes (AMIBA, por sus siglas en inglés).

El reporte asegura que desestimar los aportes a Estados Unidos que realizan con su trabajo los inmigrantes carentes de un alto nivel de educación formal es “malo” para la economía.

El informe, producido por Drew Callaghan, director de la mencionada campaña, afirma que “la clase trabajadora se beneficia del trabajo y las oportunidades económicas que proporcionan los inmigrantes”.

Más específicamente, “reducir el número de inmigrantes con educación o habilidades limitadas parece una medida económica inteligente, pero los datos dicen que no es así”.

La razón, dice Callaghan, es que “los inmigrantes con menos habilidades y menos educación en realidad crean nuevos negocios a un ritmo mayor” que los mejor educados. Esto se explica por las características personales de los inmigrantes poco instruidos, que incluyen tolerancia al riesgo, perseverancia y capacidad de resolver problemas, es decir, “lo que se necesita para ser emprendedor”.

Si (el presidente Donald) Trump realmente está preocupado por trabajos, salarios y familias trabajadoras, sería sabio que él reconociese las contribuciones que los inmigrantes realizan a la economía y las comunidades en Estados Unidos”, indica Drew Callaghan, autor del informe.

 

Para llegar a esa conclusión, Callaghan analizó y comparó reportes previos publicados por agencias gubernamentales —el Buró del Censo, el Buró Federal de Investigaciónes (FBI, en inglés)— y por grupos como el Pew Research Center, la Universidad de Harvard, la Fundación Kauffman y el Instituto Cato.

Los datos de esos estudios indicarían que además de sus contribuciones a la economía nacional, estimadas en unos 20.000 millones de dólares anuales, sólo en impuestos locales y federales, los inmigrantes desempeñan “un papel crítico en la estabilización y revitalización de comunidades en decaimiento”.

Por ejemplo, los inmigrantes llegan a zonas rurales que han visto disminuir su población por la migración a las ciudades o llegan a ciudades postindustriales, en las que hubo éxodos masivos tras el cierre de grandes fábricas.

Además, citando estadísticas del FBI, el reporte de AMIBA contradice la extendida creencia en que la llegada de inmigrantes o refugiados aumenta la criminalidad.

De hecho, en los últimos años la criminalidad aumentó en sólo una de las diez ciudades con mayor porcentaje de recién llegados por persona. Pero los crímenes de West Springfield (Massachusetts) no se debieron a inmigrantes, sino “a la epidemia de opioides, producidos por la industria farmacéutica y no por carteles mexicanos”.

“Aceptar y dar la bienvenida a inmigrantes y refugiados no sólo es algo humanitario, sino también una estrategia inteligente de desarrollo económico”, sostiene Callaghan.

“Si (el presidente de EE.UU., Donald) Trump está realmente preocupado por los trabajos, los salarios y las familias trabajadoras, sería sabio que reconociese las contribuciones que los inmigrantes realizan a la economía y las comunidades de Estados Unidos”, concluye.

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