Las obras abarcan un periodo que va desde la Edad de Hierro hasta hace unos 1300 años. Estas piezas se hallaban en EE.UU., Italia e Bélgica.
Volvieron a casa las piezas perdidas de la memoria histórica y cultural de Irán. Cada una de ellas narra las características artísticas, económicas y culturales de su propia época.
El Museo Nacional de Irán realizó una exposición para mostrar al público 287 de las 550 piezas históricas recuperadas de EE.UU., Italia y Bélgica.
349 piezas conseguidas en Bélgica pertenecen a la zona histórica de Jorvin (situada a 80 kilómetros al noreste de Teherán, capital persa), y datan de la Edad de Hierro. 21 piezas vinieron desde Italia y 73 sellos de barro sasánidas, así como 109 piezas y tablillas de barro pertenecientes a Choqa Mish, una zona al oeste de Irán, que datan del siglo 34 antes de Cristo, se encontraban en EE.UU.
Estas cuatro cargas llegaron a Irán gracias a la diplomacia cultural y a una medida adoptada por los Estados Partes de la Convención de 1970 de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés), con el objetivo de proteger y salvaguardar el patrimonio cultural mundial tras un incremento permanente de los robos experimentados tanto en los museos como en los emplazamientos arqueológicos.
Irán, como signatario de esta convención, también ha actuado activamente a la hora de devolver piezas históricas de otros países como Afganistán e Irak.
Irán sigue esforzándose por repatriar otros objetos históricos persas que se encuentran fuera del país. Solo 40.000 piezas históricas de Persépolis se hallan en varios museos del mundo.
Samaneh Kachui, Teherán.
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