La organización pro derechos humanos Amnistía Internacional (AI) advierte este lunes de la precaria situación de salud del sheij Isa Ahmad Qasem, líder espiritual del disuelto partido de la oposición, Al-Wefaq, y urge a que se le proporcione atención médica de forma inmediata.
Esto tiene lugar después de que este mismo día el Instituto para los Derechos Humanos y la Democracia de Bahréin (BIRD), con sede en el Reino Unido, haya publicado un informe, en el que advierte de que la vida del destacado clérigo bahreiní corre gran peligro.
“La salud del sheij Qasem se deterioró de manera significativa la tarde de ayer (domingo). El sheij Isa Qasem está en dolor continuo y excreta sangre”, se lee en el texto, que también recuerda que las autoridades bahreiníes imponen una serie de obstáculos para limitar su acceso a médicos y tratamientos.
BIRD confirma que doctores independientes han conseguido evaluar la situación médica del sheij Qasem y advierten que sufre de hernia inguinal y que debe de ser operado de manera urgente, una cirugía que tiene alto riesgo considerando la edad del líder opositor (80 años).
La monarquía bahreiní está jugando con fuego. Negar atención médica adecuada y poner bajo arresto domiciliario a la figura religiosa más importante de Bahréin le muestra a uno la crueldad y la falta de compasión de los gobernantes”, se lee en el informe publicado por el Instituto para los Derechos Humanos y la Democracia de Bahréin (BIRD).
AI recuerda que el Gobierno de Bahréin es responsable de la situación actual y el precario estado de salud del sheij Qasem y ha instado a la comunidad internacional a presionar al régimen de Manama para facilitar su acceso a la atención médica que necesita.
“La monarquía bahreiní está jugando con fuego. Negar atención médica adecuada y poner bajo arresto domiciliario a la figura religiosa más importante de Bahréin le muestra a uno la crueldad y la falta de compasión de los gobernantes”, se lee en el informe.
El Gobierno de Manama es acusado, de manera repetitiva, por los activistas y organizaciones de derechos humanos de tratar de silenciar cualquier voz disidente desde la revuelta de 2011, que fue reprimida con la intervención del Ejército de Arabia Saudí.
Desde entonces, la monarquía bahreiní ha aplastado cualquier protesta contra la discriminación de la minoría chií de ese país.
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