Después del anuncio de la ejecución de Al-Nimr junto a 46 personas más, los bareiníes han protagonizado muchas protestas en diversas ciudades del país árabe, para condenar la medida saudí pese a las restricciones que impusieron las autoridades del mencionado país al respecto.
El clérigo chií fue condenado a la pena capital el 15 de octubre de 2014 por defender los derechos de los prisioneros y desobedecer a los Al Saud, familia que reina en el rico país árabe.
Asimismo, los indignados ciudadanos bareiníes tomaron el domingo las calles del pueblo noroccidental de Diraz, al oeste de Manama (capital de Baréin), para mostrar su solidaridad al líder espiritual del principal partido opositor, Al-Wefaq, sheij Isa Ahmad Qasem —al que la familia real Al Jalifa le revocó la ciudadanía el 20 de junio pasado por perjudicar supuestamente los intereses del país—, y expresar su repudio a las atrocidades cometidas por el régimen gobernante contra la población, según informa la agencia iraní de noticias Press TV.
Desde la fecha, los bareiníes, en rechazo a tal medida han celebrado sistemáticamente múltiples marchas fuera de la casa del sheij Qasem, mientras estas marchas antigubernamentales han provocado duros enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas bareiníes.
En la isla de Sitra, al sur de Manama, han sido registrados los incidentes más violentos donde han tenido lugar choques entre los agentes antidisturbios que lanzaron gases tóxicos y perdigones contra los indignados.
Recientemente, el régimen de Al Jalifa ha intensificado una ola de represiones contra ulemas y activistas pro derechos civiles y humanos, e incluso ciudadanos que piden reformas y sus derechos.
La represión continúa, en especial se ha intensificado contra los periodistas: En 2016, Baréin se ha colocado en el 162º lugar entre los 180 países en materia de libertad de prensa, según la última clasificación de Reporteros Sin Fronteras (RSF).
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