• Manifestantes bareiníes intentan escapar de los gases lacrimógenos lanzados por las fuerzas gubernamentales en el sur de Manama (capital), 12 de febrero de 2016.
Publicada: domingo, 25 de septiembre de 2016 11:16

Las fuerzas bareiníes arremetieron una vez más contra los manifestantes que salieron a las calles para rechazar las medidas represivas de Al Jalifa.

Los manifestantes congregados en la aldea de Diraz, situada en la ciudad capitalina de Manama, fueron el sábado reprimidos con gases lacrimógenos por las fuerzas gubernamentales para forzarlos a dispersarse.

Los indignados bareiníes salieron a las calles para mostrar su indignación ante la revocación de la nacionalidad del prominente clérigo chií, el sheij Isa Ahmad Qasem, gritando consignas en apoyo de este líder religioso.

Además de la represión de las protestas, las fuerzas bareiníes asaltaron durante la noche del sábado la casa de un joven opositor, identificado como Ali Mohamad Habib al-Dhaif, en la aldea occidental de Dumistan, lo arrestaron y confiscaron todos sus aparatos eléctricos.

Asimismo, los soldados del régimen de Baréin irrumpieron en varias viviendas en los suburbios de Manama y detuvieron a otro joven.

La comunidad internacional ha manifestado su preocupación por las medidas aplicadas por la dinastía gobernante de Al Jalifa contra las voces opositoras en este pequeño país del Golfo Pérsico.

Ayer sábado, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, se reunió al margen de la 71ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) con el ministro bareiní de Asuntos Exteriores, Jaled bin Ahmad Al Jalifa, para abordar la situación de los derechos humanos en este país árabe.

El régimen de Baréin ha disuelto el principal partido opositor, Al-Wefaq, cerrado organizaciones de inspiración religiosa, detenido a importantes clérigos y endurecido las restricciones y persecuciones contra la comunidad musulmana chií, entre otras medidas de represión.

Ante tales acciones, entidades internacionales, entre ellas las Naciones Unidas, han denunciado repetidamente el rigor que aplica la monarquía bareiní a los críticos del régimen y a los opositores pacíficos desde el año 2011.

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