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Publicada: sábado, 29 de noviembre de 2014 17:22
Actualizada: jueves, 10 de diciembre de 2015 9:24

El expresidente egipcio Hosni Mubarak, tras haber sido absuelto de todos los cargos de corrupción y complicidad en la masacre de cientos de manifestantes en 2011, ha vuelto a insistir este sábado en su inocencia. “Yo no hice nada malo", ha declarado en una entrevista telefónica a la televisión local. El Tribunal Penal de El Cairo, capital de Egipto, ha desestimado hoy (sábado) todos los cargos que pesaban en contra del exdictador Mubarak, sus dos hijos y siete responsables de las fuerzas de seguridad, incluso, su papel en la sangrienta represión de la revuelta de 2011 que desembocó en su caída. Una vez emitido el fallo, la Fiscalía General del país árabe y familiares de las víctimas han exigido la revisión del caso. En el exterior de la academia policial donde se celebraba el juicio, Mustafá Mursi, un hombre que perdió a su hijo durante dichos disturbios, se ha lamentado de la sentencia y la ha calificada de injusta: "Este veredicto es injusto. La sangre de mi hijo se derramó en vano". No obstante, el abogado de Mubarak, Farid al Deeb, ha juzgado que tal decisión "prueba la integridad" del gobierno. Entre tanto, las fuerzas de seguridad egipcias, en una medida preventiva para impedir cualquier manifestación en contra del fallo, han bloqueado todas las entradas de la simbólica plaza Tahrir (libertad) que no solo ha sido escenario de protestas, sino lugar de reunión de los jóvenes opositores. Mubarak, de 86 años, fue condenado en junio de 2012 a cadena perpetua, pero la sentencia fue anulada por razones técnicas, lo que llevó a la celebración de otro juicio, que comenzó en mayo de 2013. Más de 840 personas murieron en los 18 días que duró la revuelta popular de 2011 contra el régimen de Mubarak, donde los manifestantes exigían que abandonara el poder. El exdictador deberá permanecer preso en un hospital militar en cumplimiento de una condena de tres años, dictada en su contra el pasado mes de mayo por un caso de corrupción. Si este dictamen a favor de Mubarak prueba la integridad del gobierno egipcio por qué el presidente legítimo Mohamad Mursi, derrocado en golpe militar el 3 julio de 2013, se enfrenta a una posible pena de muerte por cargos inopinados como revelar secretos de Estado, conspirar para perpetrar atentados terroristas e implicación en el asesinato de manifestantes, y desde su derrocamiento, no ha tenido contacto ni siquiera con su familia. msm/nii/