El mandatario filipino, Rodrigo Duterte, consideró el martes como “agua pasada” su actitud crítica contra Washington durante el discurso que pronunció con motivo del 116º aniversario de la batalla librada en Balangiga, una de las más sangrientas del conflicto entre Filipinas y Estados Unidos.
En el evento, Duterte dijo que le habían aconsejado rebajar el tono incendiario de su retórica anti-EE.UU. y evaluar su postura ante los miembros del Ejército estadounidense, a los que ha amenazado constantemente con expulsarles por estimar su presencia poco efectiva, es más les ha acusado de convertir a Filipinas en un objetivo potencial de conflicto.
“No diré que son nuestros salvadores, pero sí reconozco que son nuestros aliados y nos han ayudado. Incluso hoy han provisto de equipos esenciales a nuestros soldados desplegados en Marawi para combatir el terrorismo”, ha dicho el presidente filipino en referencia a la ciudad donde grupos terroristas con vínculos con EIIL (Daesh, en árabe), se refugian desde hace cuatro meses.
No diré que son nuestros salvadores, pero sí reconozco que son nuestros aliados y nos han ayudado. Incluso hoy han provisto de equipos esenciales a nuestros soldados desplegados en Marawi para combatir el terrorismo”, dice el presidente filipino, Rodrigo Duterte.
La guerra mediática de Duterte contra Washington comenzó en el mandato del expresidente estadounidense Barack Obama, quien cuestionó la campaña antinarcotráfico del filipino. No obstante, con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, los ataques del dirigente asiático a EE.UU. han disminuido.
No obstante, Duterte ha asegurado que nunca va a pisar el suelo estadounidense, algo que se evidenció durante la 72 Asamblea General de Naciones Unidas (AGNU) en Nueva York, ya que su ausencia fue notoria.
Una muestra de su acercamiento con EE.UU. se evidenció en agosto cuando recibió al secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, refiriéndose a sí mismo como un “humilde amigo” de Estados Unidos.
Además, el secretario de Exteriores de Filipinas, Alan Peter Cayetano, prometió a su par estadounidense, en un encuentro mantenido el miércoles en Washington, aceptar una investigación externa de la controvertida “guerra contra las drogas” promovida por Duterte.
Hay quienes defienden que el cambio del discurso del presidente filipino responde a su intento por evitar las críticas por la guerra contra las drogas que ha declarado en el país que ya contabiliza miles de muertos.
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