Los campos de refugiados reciben suministros. Medicamentos, comida y agua, entre otras cosas. Pero no es suficiente para los casi 430 mil refugiados.
Los refugiados describen en los campos de refugiados las atrocidades que han sufrido para poder cruzar las fronteras. Ataques indiscriminados de las fuerzas militares de Myanmar y budistas extremistas; incendiarios que redujeron a cenizas todas sus pertenencias… y violaciones.
Los terroríficos testimonios de cientos de miles de rohingyas no dejan dudas que la violencia es usada sistemáticamente por militares birmanos como una herramienta de terror con la que hacerlos huir. Los consideran inmigrantes ilegales, pese a que han vivido en Myanmar durante generaciones.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) asegura que los crímenes contra esta minoría son tan atroces que podrían considerarse un ejemplo de libro de texto de limpieza étnica… un crimen sin escrúpulos contra la humanidad misma.
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