Alrededor de 200 musulmanes se han congregado frente a la embajada de Myanmar en la capital de Indonesia, Yakarta. Denuncian la persecución y la violación de derechos humanos que sufren los rohingyás en ese país.
En Malasia y Tailandia, cientos de manifestantes han pedido terminar con la persecución. Solicitan que se distribuya ayuda humanitaria en la zona.
Esto supone un gran desafío para la premio Nobel y consejera de Estado Aung San Suu Kyi, quien llegó al poder tras prometer que lograría reducir el nivel de violencia en el país.
La ONU denuncia una campaña de "limpieza étnica" promovida por el Ejecutivo de Naypyidaw.
Myanmar considera a los rohingyás como inmigrantes ilegales bengalíes. Según el Observatorio de Derechos Humanos, más de 30 mil personas tuvieron que desplazarse por la represión del Gobierno contra los rohingyás, que residen mayormente en Rajine.
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