El mandatario filipino afirmó que está confiado en que tras la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de EE.UU., celebradas el pasado 8 de noviembre, mejorarán las relaciones bilaterales Washington-Manila.
En este contexto, manifestó que “siempre puedo ser amigo de cualquier persona” incluido el magnate neoyorquino, que entró en la carrera hacia la Casa Blanca desde el Partido Republicano, al añadir que entre ellos no hay “ninguna disputa”.
Además, declaró que confía en el juicio de Trump como jefe de Estado de Estados Unidos y espera que él trate de forma justa a los indocumentados que viven actualmente en el país norteamericano.
La semana pasada, Duterte felicitó a Trump por su victoria en los comicios presidenciales ante su rival demócrata Hillary Clinton, celebrando así las cosas comunes que comparten ambos: “decir palabrotas”.
No obstante, Duterte se enfadó en marzo pasado cuando fue comparado con Trump, diciendo que “Donald Trump es un fanático, yo no”, refiriéndose a la propuesta del entonces aspirante a la Casa Blanca para prohibir la entrada de los inmigrantes musulmanes a EE.UU. y construir un muro en la frontera estadounidense-mexicana.
Anteriormente, el presidente de Filipinas insultó a su homólogo estadounidense, Barack Obama, por sus críticas a la polémica campaña antidrogas del Gobierno de Manila, lo que causó la cancelación de una reunión que pretendían mantener los dos líderes.
En otra parte de sus declaraciones ayer miércoles, Duterte mostró también su deseo de convertirse en “muy buen amigo” de la Federación Rusa y el presidente Putin, al mismo tiempo que no ocultó su impaciencia para reunirse con el líder ruso durante la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés) que se celebrará este mes en Perú.
“No voy a pedir nada. Quiero ser amigo de él, solo quiero que los dos países sean los mejores amigos”, reiteró Duterte en cuanto a un eventual encuentro con Vladimir Putin.
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