“Está claro que, en este estado, Turquía nunca será miembro de la UE”, advirtió el jueves el ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, Sigmar Gabriel, en una entrevista concedida al diario local Bild.
Según indicó el jefe de la Diplomacia alemana, ello no se debe a que Berlín no quiera la membrecía de Turquía en el bloque comunitario, sino a que el Gobierno de Ankara y su presidente “están alejándose con rapidez de todo aquello por lo que lucha Europa”.
Gabriel volvió a atacar al mandatario turco por reprimir la disidencia, limitar la libertad de expresión y poner a miles de presuntos golpistas entre rejas después de la intentona golpista del julio de 2016.
Sin embargo, dijo que “nunca” en su vida sugerirá que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) expulse a Turquía, ya que, agregó, Ankara es un socio clave para el bloque militar que no debe ser empujado a los brazos de Rusia.
Las afirmaciones de Gabriel han marcado un aumento de tensión en las relaciones Ankara-Berlín, las cuales se han visto afectadas por diversos hechos, como la negativa de Turquía a que una delegación alemana visitase a sus fuerzas en la base aérea de Incirlik, en el sur del territorio turco. En respuesta, Alemania amenazó con reubicar sus unidades militares en otros países.
Ankara, que aspira a poder un día unirse a la UE, denuncia que Berlín da cobijo a supuestos terroristas del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, en kurdo) y del movimiento del predicador opositor Fethula Gülen, al que las autoridades turcas señalan como cerebro del fallido golpe militar del año pasado.
Por su parte, Alemania reclama la liberación de varios periodistas y activistas pro derechos humanos germanos encarcelados en Turquía, acusados de apoyar el terrorismo (una solicitud rechazada por Ankara).
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