El ataque ha tenido lugar cerca de una mezquita de la base, ubicada en la ciudad norteña de Mazar Sharif (capital de la provincia de Balj), cuando los soldados salían del rezo del viernes y estaban en el comedor, según fuentes militares.
En un balance inicial de las bajas mortales, el coronel John Thomas, portavoz del Mando Central de los Estados Unidos (Centcom, en inglés) en Oriente Medio, ha anunciado que más de 50 soldados han perdido la vida en el ataque. Asimismo, ha agregado que las tropas afganas han eliminado a varios de los atacantes.
Fuentes militares han informado de que los atacantes habían usado uniformes y vehículos militares para pasar los puestos de control antes de detonar sus explosivos.
Los talibanes han reivindicado la autoría del ataque. El portavoz de Talibán en Afganistán, Zabiolá Muyahid, ha anunciado que sus combatientes iniciaron el ataque con una explosión, que permitió que los terroristas suicidas irrumpieran en la base. "Nuestros combatientes han infligido numerosas bajas a las tropas del Ejército afgano estacionadas allí", ha declarado Muyahid.
La base es el cuartel general del Cuerpo 209 del Ejército afgano y cubre la mayor parte del norte del país, incluida la provincia de Kunduz, que ha sido escenario de intensos combates.
El asalto se produce semanas después de que el grupo terrorista takfirí EIIL (Daesh, en árabe) atacara el principal hospital del Ejército afgano en Kabul, la capital, matando a más de 50 personas en un asedio brutal que duró casi siete horas.
En 2001, Washington y sus aliados invadieron Afganistán dentro de su llamada “guerra contra el terrorismo”. La ofensiva apartó del poder a los talibanes, pero la inseguridad, pese a la presencia de miles de soldados extranjeros —de los cuales 8400 efectivos son estadounidenses—, sigue dominando gran parte del territorio afgano.
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