El régimen de Israel ha intensificado recientemente sus planes para trasladar forzosa e ilegalmente a miles de beduinos palestinos de sus actuales comunidades, denunció el primer ministro palestino, Rami Hamdolá.
El régimen de “Israel ha intensificado recientemente sus planes para trasladar forzosa e ilegalmente a miles de beduinos palestinos de sus actuales comunidades”, denunció el premier palestino durante un discurso ofrecido el domingo en la localidad de Abu Anwar en la ocupada Cisjordania.
Según el jefe del Gobierno palestino, el régimen de Tel Aviv ha ordenado a un gran número de las comunidades beduinas que abandonen sus casas, un hecho que constituye “una grave violación de la Cuarta Convención de Ginebra y de la legislación humanitaria internacional”.
Tras manifestar su “fuerte condena” a las medidas israelíes, que tildó de “discriminatorias”, reclamó el cese inmediato de todos los planes y prácticas para expulsar a estas comunidades.
Por otro lado, aseguró que los beduinos no se rendirán y están decididos a “quedarse en su tierra y defender su derecho a la libertad y la independencia”. “A pesar de la dureza de la ocupación, continuaremos trabajando por la paz, la libertad y la independencia”, subrayó.

El pasado 20 de mayo, la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA) y la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Oriente Medio (UNRWA, en inglés), instaron al régimen de Tel Aviv a abandonar los planes para trasladar beduinos, ya que, sus tierras son usadas después para construir nuevos asentamientos ilegales.
Unos 200.000 beduinos viven, en su mayoría, en condiciones de extrema pobreza en aldeas en el desierto de Néguev, en el sur de los territorios ocupados palestinos. La mitad de las aldeas no son reconocidas por el régimen israelí, por lo tanto, no tienen acceso a servicios básicos como agua y electricidad.
El 19 de febrero, el régimen israelí dio luz verde a un plan para expropiar 50 hectáreas de tierras pertenecientes a beduinos palestinos en Al-Quds para convertirlas en un vertedero, una decisión que provocaría el desalojo de 120 familias.
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