Las maniobras comenzaron el sábado en aguas cercanas a la isla de Jeju, al extremo sur de Corea del Sur, y su objetivo es “disuadir (a Pyongyang) de las provocaciones relacionadas con submarinos”, ha confirmado un portavoz del Ministerio surcoreano de Defensa, Kim Min-Seok.

Según el funcionario surcoreano, esta maniobra, pese a su carácter regular, se trata del mayor ejercicio conjunto antisubmarinos realizado hasta ahora por Washington y Seúl.
En los ejercicios participan dos submarinos, una decena de buques de guerra, así como un avión de vigilancia estadounidense tipo P-8, equipado con misiles aire-tierra, particularmente buenos contra los submarinos.
La maniobra sorpresa entre Seúl y Washington se lleva a cabo después de que el Gobierno de Pyongyang anunciara el pasado 9 de mayo el lanzamiento “exitoso” de su primer misil balístico desde un submarino a la superficie (SLBM, por sus siglas en inglés).
Esta prueba fue calificada de "milagro" y de "un evento histórico" por el líder norcoreano, Kim Jong-un, quien, no obstante, aseguró que esta tecnología solo se utilizará para defender la soberanía de su país.
Kim Min-Seok manifestó el pasado 11 de mayo la preocupación de su país y pidió a su vecina del norte que abandonara el proyecto, amenazando a su vez a Pyongyang con responder “despiadadamente” cualquier acto provocador.
Corea del Norte exige sistemáticamente a Corea del Sur y a EE.UU. que cancelen sus maniobras conjuntas, pues, desde su punto de vista, son un “ensayo de invasión” y amenazan la integridad territorial de Corea del Norte. De hecho acusa a la Casa Blanca de conspirar con sus aliados regionales para derrocar al Gobierno de Pyongyang, que, por su parte, se vale del programa nuclear y proyectos militares como medio de disuasión contra las políticas hostiles de Washington.
Corea del Norte y Corea del Sur permanecen técnicamente enfrentadas desde la Guerra de Corea (1950-1953), que finalizó con un armisticio nunca reemplazado por un tratado de paz definitivo, razón por la que más de 2 millones de militares, entre ellos 28 500 soldados estadounidenses, están desplegados en la fuertemente militarizada frontera entre ambos países.
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