Orientando - La nueva doctrina estratégica de la OTAN
Desde su nacimiento, la función de la OTAN era ser elemento de tutela militar en Europa occidental y mediterránea y de presión hacia las fronteras occidental y meridional de la Unión Soviética.
La voluntad estadounidense de una guarnición militar en Europa surge también de la conocida afirmación del presidente Roosevelt, según la cual el Rhin tenía que ser considerado como la frontera oriental de los EEUU.
Tras la Guerra Fría y con el dominio unilateral de EEUU como potencia global, la OTAN adquirió la forma de aparato militar imperial al servicio del modelo vencedor en el enfrentamiento de los dos bloques. Pero en los albores de un nuevo sistema multipolar, sin embargo, el dispositivo estadounidense parece que está ya obsoleto: una malla de red (por otra parte, cada vez más deshilachada) que no logra “contener” eficazmente la fuerza de las naciones emergentes.
El fracaso del proyecto de construcción de un sistema de defensa europeo en el marco de la OTAN que incluyera a Rusia se debió al giro de la estrategia denominada de reset de Estados Unidos hacia Rusia impulsada por Barack Obama, que en un inicio intentó dar un cambio a la política internacional de Estados Unidos. A medida que ha transcurrido la administración Obama, el Complejo Militar Industrial estadounidense, las compañías petroleras y las grandes transnacionales han presionado a la Casa Blanca para que retome el curso belicista de la anterior administración Bush.
Eso significaba asignarle un nuevo papel a la OTAN: la construcción de un escudo antimisil en Europa del Este, el cambio geopolítico en África, en el cual se inscribe el ataque a Libia, que primordialmente fue dirigido contra la creciente presencia de China en este continente, y el conflicto con Irán por su programa nuclear
Ante esta situación el presidente Obama retomó las políticas de cerco a Rusia y de lucha contra el terrorismo, como justificación de sus incursiones en otros países. El punto más significativo del retroceso de la administración Obama fue el ataque de la OTAN a Libia.
Este escenario impulsa un proceso que conduce hacia una nueva Guerra Fría. Si analizamos la situación de una forma objetiva con miras a entender lo que realmente ocurrió en la última década en la zona euroatlántica, observaremos síntomas de lo que venimos argumentando y el sentido real de la nueva geopolítica de la OTAN:
· La remilitarización de los antiguos países de la Unión Soviética en Europa Central, Oriental y del Sur de Europa y los Estados bálticos.
· La expulsión de Rusia de los esfuerzos multilaterales para fortalecer la seguridad europea.
· El abandono del control de las armas convencionales en Europa.
· La creación del sistema de defensa global antimisiles de EE.UU.
· La ampliación de la OTAN y movimiento de su infraestructura militar hacia el Este.
· La crisis de Ucrania como excusa para la nueva geoestrategia de la OTAN contra Rusia.
Detrás de todo ello se encuentra el proyecto de Barack Obama de crear una Zona de Libre Comercio Transatlántico. El objetivo es dar a los países miembros de la OTAN una identidad capitalista y de unirlos entre sí de manera definitiva.
Un proyecto que no es más que una manera de prolongar el predominio estadounidense extendiéndolo a la Unión Europea en su conjunto. Pero también constituye una declaración de guerra para todo el resto del mundo, en particular para los BRICS.
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