“Estamos siguiendo de cerca la situación en Libia (...) Hemos visto los efectos de la presencia de Rusia en Siria y como ello ha complicado más la situación. Por supuesto, tenemos que evitar tal cosa en Libia”, ha indicado este lunes Jens Stoltenberg en la Asamblea Parlamentaria de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Bucarest, capital de Rumanía.
Pese a este enfoque, ha valorado la presencia de los aliados de la Alianza Atlántica y de los países de la Unión Europea (UE) en el continente africano, como es el caso de Francia.
“La OTAN, como alianza, no está presente sobre el terreno en el Sahel o en Malí, pero los aliados de la OTAN están. La OTAN ayuda y apoya algunas de las actividades que se llevan a cabo allí”, ha dicho Stoltenberg.
En septiembre, el jefe del grupo de contacto sobre Libia del Ministerio de Exteriores, Lev Dengov, rechazó la posible asistencia militar de Moscú a Libia y resaltó que la misión de Rusia en el país africano sólo intenta el establecimiento de la paz.
En 2011, la OTAN derrocó al régimen del dictador libio Muamar Gadafi, y afectada por el grupo terrorista EIIL (Daesh en árabe), Libia nunca llegó a recuperarse e instalar un Ejecutivo sólido.
De hecho, pese a la formación del Gobierno de unidad en enero del año pasado tras la mediación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el país aún vive en medio de la inestabilidad política.
Rusia, que tras sus éxitos en Siria busca resolver crisis de Libia, en reiteradas ocasiones ha reprobado la intervención de la Alianza Atlántica en Libia.
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