La corrupción, el terrorismo y el deterioro económico son las principales preocupaciones de unos electores, en general, poco esperanzados.
En contraste con la agitada actividad propagandística previa a comicios anteriores, la campaña electoral ha arrancado en Egipto sin pena ni gloria. Un puñado de carteles esparcidos por las calles de la capital recuerdan a los votantes que en dos semanas se iniciará el farragoso proceso burocrático que caracteriza a las Elecciones Parlamentarias.
Los partidos políticos han anunciado el despegue de sus campañas con programas que intentan conectar con el electorado.
Las formaciones políticas se repartirán un reducido trozo del pastel en estos comicios, tan sólo un 20 por ciento de los escaños. Alrededor de 5500 candidatos.
Independientes se disputarán el resto. El sistema, según reconocen algunos de quienes se postulan como parlamentarios, no es perfecto y habrá que lidiar con sus pros y sus contras.
La primera misión de los candidatos será la de convencer a sus conciudadanos de que acudan a votar. Las esperanzas de millones de egipcios quedaron frustradas con el fracaso de la revolución y ahora no creen que las parlamentarias traigan consigo el ansiado cambio.
La campaña electoral en Egipto sigue su curso mientras se efectúan las obras de ampliación del Parlamento. La eliminación del Consejo de la Shura, ha dejado una única Cámara de Representantes que tendrá casi un centenar de escaños más y un escaso poder decisorio según la oposición.
Rocío López, El Cairo.
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