En los últimos días, los medios de comunicación británicos han interrogado a varios miembros de la selección nacional de fútbol de Irán sobre los recientes disturbios en el país, una estrategia que los jugadores describieron como un “juego psicológico” destinado a desanimar al equipo.
La última pregunta de este tipo se produjo el viernes cuando un reportero británico buscó una respuesta del capitán Karim Ansarifard, quien afirmó que estaba en Doha (capital catarí) para cumplir su “deber” nacional y que “hará cualquier cosa para hacer feliz al pueblo iraní”. También hizo un llamado a los medios británicos a que se abstengan de tergiversar sus declaraciones y escribir algo diferente a lo que realmente dice.
Igualmente, defendió enérgicamente a Alireza Jahanbakhsh por sus comentarios a la prensa el jueves, cuando denunció que los medios británicos están realizando un “juego psicológico” para distraer a los deportistas iraníes antes de su partido contra Inglaterra el 21 de noviembre.
En la conferencia de prensa, se le pidió a Jahanbakhsh que comentara sobre los disturbios y cómo habían afectado a la preparación del equipo, pues él respondió que la selección se está concentrando en los juegos más que cuestiones políticas.
Es “fácil realizar el juego psicológico, hacer preguntas sobre lo que está pasando aquí, allá o lo que sea. Pero, estamos a cuatro días de disputar uno de los juegos más grandes de nuestras vidas. Todos nosotros nos enfocaremos en ese juego”, afirmó.
🗣 "When football comes together, we can make joy and happiness for the people."
— Football Daily (@footballdaily) November 17, 2022
Alireza Jahanbakhsh pleads with journalists to let the Iranian players focus on the football pic.twitter.com/ewdwi1Typl
El equipo nacional iraní ha estado bajo una gran campaña de presión mediática en las últimas semanas, especialmente de los medios en lengua persa con sede en Londres (capital británica), incluidos Manoto e Iran International, este último fue designado por Irán como una “organización terrorista” por su papel en la instigación de los disturbios violentos en el país.
Antes de la partida de la selección nacional para asistir a la Copa Mundial, el equipo había sido objeto de campañas infructuosas de grupos de presión antiraníes en todo el mundo, que intentaron en vano prohibirles la participación en el evento.
En las redes sociales, innumerables bots y cuentas falsas han estado acosando al equipo, lanzándoles insultos y amenazas de muerte, mientras que intentaban avergonzarlos para que no jueguen en la selección nacional de la República Islámica.
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