“Un gran número de policías israelíes, acompañados de excavadoras, irrumpieron en el pueblo al amanecer (del miércoles) y demolieron todas las casas, tiendas y otras instalaciones", testimonió el jueves a la agencia de noticias británica Middle East Monitor el activista local Aziz al-Tawri.
Las autoridades israelíes justificaron el ingreso al pueblo bajo la excusa de que se encuentra en las tierras ocupadas por su régimen y que los aldeanos no tiene permisos para su existencia en ese lugar.
Un gran número de policías israelíes, acompañados con excavadoras, irrumpieron en el pueblo al amanecer (del miércoles) y demolieron todas las casas, tiendas y otras instalaciones”, comentó el activista local Aziz al-Tawri.
Otro activista, identificado como Salim Araqib, denunció que la demolición de la aldea se realizó, pese a que el tribunal supremo de justicia del régimen Israel emitió un fallo en el que reconoce que las tierras de Al-Araqib no están localizadas en los territorio ocupados.
Después de la sentencia, apostilló, las autoridades israelíes presentaron otra demanda e instaron al tribunal a que ordene a los residentes de Al-Araqib que paguen una multa diaria de 5000 shekels (unos 1280 dólares).
Al-Tawri relató que las fuerzas israelíes hostigaron a los residentes que se encontraban refugiados en el cementerio del pueblo durante días.
“La gente no espera que las cosas mejoren. Cada vez que reconstruimos el pueblo, sabemos que las fuerzas israelíes lo atacarán y destruirán en cualquier momento”, sostiene Al-Tawri.
Sin embargo, enfatizó que los residentes no se darán por vencidos y que las acciones "opresivas e inhumanas" de los israelíes contra los aldeanos palestinos sólo aumentarán el amor por su tierra.
La comunidad beduina de la aldea de Al-Araqib, de 700 habitantes, no es reconocida por el régimen de Tel Aviv, por lo que la aldea ha sido demolida en reiteradas ocasiones desde 2010.
Se estima que unos 110 beduinos viven en la comunidad y con frecuencia son blanco de la política represiva del régimen israelí, que pretende forzarlos a abandonar la zona.
La política de destrucción de pueblos del régimen de Tel Aviv persigue dejar libres las tierras para asentamientos ilegales de colonos.
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