“La situación en Libia es muy difícil y peligrosa. Hostilidades, disturbios. Estamos viendo la creciente presencia del EIIL (Daesh, en árabe)”, indicó Stoltenberg durante una entrevista concedida el jueves con la cadena británica Sky News.
Tras alegar que la OTAN no tiene planes de operaciones de combate en el país africano, el secretario general dijo que mantiene contacto directo con el Gobierno de Libia al que ha ofrecido el apoyo de la Alianza para fortalecer su capacidad, crear instituciones de defensa, desarmar los grupos militantes y, en el futuro, ayudar con el entrenamiento militar.
La situación en Libia es muy difícil y peligrosa. Hostilidades, disturbios. Estamos viendo la creciente presencia del EIIL (Daesh, en árabe)", dijo el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.
“Pero tienen que solicitarnos ―no vamos a hacer ninguna actividad en Libia sin una solicitud del Gobierno libio”, afirmó Stoltenberg.
En este contexto, indicó que está en espera de la nueva solicitud dado que el nuevo Gobierno (Gobierno de Unidad Nacional) se ha establecido recientemente.
En 2011, Libia experimentó la invasión del Occidente, a la cabeza de la OTAN. La Organización participó en una campaña militar en Libia con el fin de derrocar el régimen de Muamar Gadafi y restablecer la paz en este territorio, sin embargo, este objetivo no tuvo otro logro que el desastre total del país.
Muchos expertos creen que el Occidente busca aprovecharse del caos político en Libia para consolidar su presencia a través de allanar el camino de una nueva invasión en el país africano.
El presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de los Comunes del Reino Unido, Crispin Blunt, también aseguró el miércoles que las fuerzas especiales del Reino Unido tienen presencia en Libia, pero su Gobierno no habla de este tema.
Informes desclasificados sacan a luz que la Alianza Atlántica para alcanzar sus metas entregó armas a los grupos armados vinculados al grupo terrorista Al-Qaeda, sin escuchar las advertencias de las autoridades libias, quienes aseguraban que dichas armas podrían extender la violencia por toda la región.
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