Los diputados del Congreso de Guatemala insisten en pasar la denominada ley Monsanto como se le conoce, que no es más que la legalización del comercio y patente de semillas genéticamente modificadas, una ley que afectaría las semillas ancestrales de los pueblos mayas y su posible desaparición como se conocen, además de una concesión petrolera.
En el caso de las semillas genéticamente modificadas o “Ley Monsanto” los diputados no guardan mucho interés, en el caso del contrato de la petrolera que dicho sea de paso vence dentro de dos años y es al gobierno entrante a quien le compete la negociación podría significar entre 15 y 40 mil dólares por diputado para renovar el contrato.
Pero no son los únicos, hay cientos de proyectos que afectan a las comunidades que viven cerca de estos y que pasan por alto las consultas comunitarias y generan daños al medio ambiente.
Los pueblos originarios constantemente llegan hasta el Congreso de la República donde se aprueban leyes que van en detrimento de los pobladores de regiones de interés de multinacionales de nuevas tecnologías debido a las riquezas minerales que poseen.
Aunque la explotación no solo se limita a minerales considerados raros o la instalación de hidroeléctricas, también se explotan piedras exóticas como el jade y otras piedras preciosas.
Miguel Salay, Ciudad de Guatemala
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