Tras dos intensas semanas finaliza la campaña de las elecciones españolas. Lo más recurrente en esta contienda ha sido los indecisos. Desde que el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) constatara que más del 30 por ciento no había definido su candidato, los principales partidos se lanzaron a la caza del electorado.
La carrera para conseguirlo concluyó este viernes, día en el que los líderes de los principales partidos de izquierda y derecha rogaron por sus votos.
El líder de los socialistas, Pedro Sánchez, se fue a Valencia. Desde ahí, reivindicó al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) como el único partido capaz de impedir la amenaza de que la extrema derecha influya en el poder, por primera vez, desde el final de la dictadura franquista.
El principal rival de Sánchez, el líder del Partido Popular (PP) decidió cerrar su campaña en la capital, Madrid. Pablo Casado, horas antes, abría la puerta a Vox para entrar en un Gobierno de PP y Ciudadanos. Dijo que los comicios del 28 de abril son los más trascendentales de la democracia española.
El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, optimista por encuestas internas que lo sitúan muy cerca del PP, utilizó el podio en Valencia para cargar con máxima dureza contra Sánchez.
El candidato de Unidas Podemos también alertó del auge de la derecha. Pablo Iglesias utilizó su acto de campaña en Madrid para pedir el voto por su partido y garantizar de esta forma las políticas progresistas.
El líder de Vox, Santiago Abascal, a su vez, llevó a sus seguidores a la Plaza de Colón de Madrid, en un acto en el que se ha erigido como el único candidato capaz de garantizar la unidad nacional.
Así, tras el fin de la campaña se da paso a la jornada de reflexión. 24 horas en las que queda prohibida la difusión de propaganda electoral y realizar cualquier tipo de acto.
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