“El discurso soberanista es una ilegalidad ya constada (…) tenemos más instrumentos que nunca para enfrentar esta ilegalidad”, ha recalcado este domingo Rajoy en alusión al discurso de Carles Puigdemont, el nuevo presidente de la Generalitat de Cataluña (noreste).
El discurso soberanista es una ilegalidad ya constada (…) tenemos más instrumentos que nunca para enfrentar esta ilegalidad”, ha recalcado este domingo el presidente del Gobierno español en funciónes, Mariano Rajoy.
Poco antes, Puigdemont se comprometió en su discurso de investidura en el Parlamento a impulsar el proceso para proclamar en 2017 la independencia de esta comunidad española.
A su vez, el jefe del Ejecutivo español ha puesto de relieve que no permitirá que nadie “se arrogue poderes ilimitados y sin control fuera de la ley y de la democracia”, pues el “Estado y la democracia funcionan siempre”. Además ha afirmado que ya ha instruido a los servicios jurídicos del Estado para que cualquier paso que pueda darse hacia la independencia tenga “respuesta” del Estado de Derecho.
A este respecto, ha agregado que cuenta con el apoyo expreso de dirigentes del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y de Ciudadanos, Pedro Sánchez y Albert Ribera, respectivamente, para “defender la unidad de la nación”.
Al tiempo ha recordado que el Tribunal Constitucional prohíbe la declaración independentista promovida por Junts Pel Sí (Juntos por el Sí) y la Candidatura de Unidad Popular (CUP), ya que va en contra de la Constitución y el Estatuto. El Gobierno español “no dejará pasar ni una sola actuación que suponga contravenir la soberanía”, ha recalcado.
“Quiero dejar claro que los españoles pueden estar tranquilos. Ni se va a abrir un proceso constituyente al margen de la Ley, ni se van a crear estructuras al margen de las legítimas del Estado”, ha enfatizado el mandatario español.
Los partidos independentistas se perfilaron el 27 de septiembre de 2015 como los ganadores de las elecciones regionales de Cataluña, si bien no se hicieron con el 50% de los votos, a pesar de haber planteado los comicios como un referéndum.
El secesionismo catalán ganó ímpetu con una multitudinaria manifestación en la ciudad de Barcelona en septiembre de 2012 y alcanzó su clímax el 9 de noviembre de 2014, cuando una consulta popular informal congregó a 2,3 millones de personas para votar a favor de la independencia.
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