El acuerdo de divorcio entre Londres y Bruselas, prepara el escenario para el fin de un matrimonio de conveniencia de 45 años, que se basó en la prudencia más que en sueños compartidos.
Mientras muchos consideran el pacto como el mejor posible, se escuchan críticas desde el Reino Unido. El opositor partido laborista lo ve como un "fracaso miserable", que deja al país con lo peor de ambos mundos.
Al mismo tiempo, el norirlandés Partido Democrático Unionista (DUP), socio del Gobierno británico, amenazó que, bajo ninguna circunstancia, votará a favor del acuerdo en la Cámara de los Comunes.
Ante esas amenazas, la Comisión Europea (CE) lanzó un mensaje de advertencia, para el caso de que el acuerdo no pase la ratificación en el Parlamento de Westminster. Aseguró que no habrá modificaciones.
Además, un grupo de activistas anti-Brexit, que viajaron de Londres, llevaron a cabo una protesta en Bruselas. Pidieron a Theresa May que se retracte de sus planes de la salida. Algunos exigieron otra votación, al considerar la anterior como nula .
Ahora que las partes aprobaron el acuerdo, comienza un debate crucial en el Reino Unido, ya que los parlamentarios votarán el convenio antes de Navidad. May advirtió, de antemano, que no respaldar el acuerdo traerá más división e incertidumbre en el país.
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