Estados Unidos, mayor partidario del régimen sionista en la genocida guerra en Gaza, vuelve a ser escenario de marchas pro palestinas. Una gran movilización tiene lugar cerca de United Center en Chicago, donde el presidente Joe Biden pasará la antorcha a Kamala Harris como candidata demócrata para las elecciones presidenciales de noviembre.
Llevando banderas de Palestina, y pancartas en las que se leía “Palestina libre”, los indignados denuncian la continua asistencia financiera y militar a Israel, que asciende a miles de millones de dólares, y que está teniendo un impacto desproporcionado y devastador, especialmente en mujeres y niños en Gaza.
Para los participantes, la retórica de Harris y de Biden son una sola en cuanto a la cuestión de Palestina, lo que no ayuda a solucionar el conflicto. Los manifestantes, de igual modo, piden que sus impuestos dejen de destinarse a un genocidio en lugar de las necesidades sociales del mismo país.
A diferencia de sus líderes, los ciudadanos estadounidenses han aprovechado de varias ocasiones para expresar su rechazo al apoyo de su Gobierno a la entidad sionista, pues no quieren tener las manos manchados con la sangre de los gazatíes.
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