La huelga busca que las empresas cumplan las promesas que hicieron hace más de una década. En 2007 dijeron que después de que se recuperaran mejorarían las condiciones de los empleados. Ahora tienen ganancias récord.
Más de 150 000 trabajadores automotrices, en Detroit, han decidido plantarse. Y afirman que no volverán a trabajar hasta que se cumplan sus exigencias. Piden que suban sus sueldos, lo mismo que han subido los de sus jefes. Y que ese aumento se produzca durante los próximos cuatro años. Pero los trabajadores no están solos. El presidente Biden y algunos demócratas estadounidenses comprenden sus demandas.
Si se prolongara el paro, se estimada una pérdida de hasta 5 mil millones de dólares en la economía estadounidense. Y si se alarga más, podrían faltar coches de General Motors y Ford en el mercado, o incluso, que otras empresas de Estados Unidos se sumen a la protesta.
Los empresarios están bajo alerta y el sindicato de Trabajadores de Automóviles Unidos dispuesto a ampliar la huelga, a menos que las empresas mejoren sus ofertas cuando reanuden las negociaciones este sábado.
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