Es la consecuencia directa de la inflación que entre enero de 2021 y lo que va de este 2022, alcanzó un 7 por ciento. Una cifra que el país no había visto en cuarenta años y que ha llevado a un fuerte aumento en los precios de los alimentos en el país golpeado por la COVID-19, además de haber provocado que más personas dependan de las organizaciones sociales para alimentarse.
La inflación no ha afectado a los estadounidenses por igual. Las clases bajas son los que más sufren.
La inflación también ha ejercido una presión creciente sobre las organizaciones de asistencia alimentaria. El precio de algunos alimentos, se han disparado hasta en 30 por ciento en comparación con el mismo período del año pasado.
Muchos hogares se ven obligados a escatimar en las comidas debido al aumento de los costos de los alimentos, la mejor esperanza es que la inflación retroceda. Esto no llegará al menos hasta fin del año, según sostuvo el presidente Joe Biden.
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