El cierre parcial del Gobierno de EE.UU., el más largo de la historia del país, entró este martes en su segundo mes por falta de acuerdo presupuestario en el Congreso, con mínimas esperanzas de salir de una crisis que pesa en la economía de la mayor potencia mundial.
Este cierre de la Administración está cobrando también un precio político. Una encuesta mostró que la mayoría de los estadounidenses culpa de la crisis a los republicanos y a la Casa Blanca.
El presidente de EE.UU., Donald Trump, se niega a firmar cualquier ley presupuestaria que omita los 5700 millones de dólares que precisa para ese muro contra la inmigración irregular, a lo que los demócratas se niegan. Y la última oferta del magnate de flexibilizar por un tiempo algunas restricciones migratorias a cambio de los fondos, fue rechazada por los demócratas.
El cierre del Gobierno afecta a miles de trabajadores y influye en la confianza de los consumidores, indica una encuesta de la Universidad de Michigan. También perjudica la economía y el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de EE.UU. en momentos de desaceleración para la economía mundial, según expertos.
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