Todas las miradas están puestas en EE.UU. El mundo quiere ver la reacción de la Administración de Donald Trump ante el brutal asesinato del periodista Jamal Khashoggi por Arabia Saudí.
Pero, el presidente estadounidense, Donald Trump, ha resistido hasta ahora ante los llamados a castigar a la monarquía saudí. El martes, argumentó simplemente que antepone los beneficios económicos a los derechos humanos.
Rodeado por los periodistas que le preguntaban constantemente sobre Khashoggi, Trump prefirió atacar a los iraníes. Les calificó de “terroristas”.
El canciller de Irán, Mohamad Yavad Zarif, respondió a las palabras incendiarias del magnate. Trump recibió también una casaca de críticas en su propio país. Miembros del Comité de Relaciones Exteriores del Senado exigieron al presidente sancionar a Riad en lugar de tratar de encubrir sus crímenes.
Mientras Turquía, donde fue asesinado el periodista, rechazó los intentos de Washington para poner en duda el papel del príncipe heredero saudí, Muhamad bin Salman, en el asesinato.
Este miércoles, ignorando todas las críticas, Trump agradeció en Twitter a Arabia Saudí por la caída de los precios del petróleo. Urgió al Reino a disminuir aún más los precios.
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