Esto, mientras desde Pyongyang, aprueban medidas de disuasión de guerra contra tales ejercicios. Con consignas como, no a la guerra y no a la alianza militar con EE.UU., cientos de surcoreanos tomaron las calles de Seúl, la Capital, para expresar su rotundo rechazo a los próximos ejercicios militares de su país con Estados Unidos que se realizarán desde el 13 hasta el 23 de marzo.
A estos indignados les preocupa que las maniobras entre Seúl y Washington, las más grandes en casi 5 años puedan conducir a una confrontación directa.
El anterior presidente Moon Jae-in había suspendido los ejercicios militares conjuntos de EE.UU. y Corea del Sur a gran escala, lo que resultó POSITIVO PARA las relaciones intercoreanas. Pero esa no es la política del actual presidente Yoon Suk-yeol, cuyo enfoque de línea dura ha visto un fortalecimiento de la alianza con Washington y despliegues frecuentes de fuerzas estadounidenses con capacidad nuclear en la región.
Desde el vecino del Norte anuncian que ya han adoptado importantes medidas prácticas para hacer un uso más eficaz, poderoso y ofensivo de la disuasión bélica del país para hacer frente a la actual situación en la que, según Pyongyang, las provocaciones de guerra de Estados Unidos y Corea del Sur están alcanzando la línea roja.
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