Nuevas y extraordinarias fotografías difundidas el jueves pasado por la Organización no gubernamental (ONG) Survival International, muestran a una comunidad indígena contemporánea en el norte de Brasil, cerca de la frontera con Venezuela, que no ha sido contactada y en la que podrían vivir un centenar de habitantes.
Según explica la ONG, en las fotografías "se ve el típico yano yanomami, una gran casa comunal que alberga a varias familias. Cada una de las secciones cuadradas del yano la habita una familia diferente, donde cuelgan sus hamacas, mantienen sus hogueras y almacenan comida".
Se ve el típico yano yanomami, una gran casa comunal que alberga a varias familias. Cada una de las secciones cuadradas del yano la habita una familia diferente, donde cuelgan sus hamacas, mantienen sus hogueras y almacenan comida", según explicó Survival International.
Los indígenas yanomamis no contactados han manifestado claramente su deseo de que les dejen vivir en paz. Así huyen de cualquier persona ajena a la comunidad e, incluso, evitan a los miembros contactados de su propia tribu.

Ahora, su situación podría cambiar y su vida corre peligro, ya que son extremadamente vulnerables a las enfermedades que propagan los foráneos: la zona está invadida por unos 5000 mineros de oro ilegales que han propagado la malaria en la región y han contaminado las fuentes de alimento y agua de los indígenas con mercurio, provocando una grave crisis sanitaria.
"El lugar donde los indígenas aislados viven, pescan, cazan y cultivan debe ser protegido. El mundo entero debe saber que ellos están ahí, en su selva, y las autoridades deben respetar su derecho a vivir ahí", denunció en esa misma jornada el chamán y activista yanomani Davi Kopenawa a Survival International.
Davi preside la asociación Yanomami Hutukara y es conocido como "el dalái lama de la selva". "Son como termitas: siguen viniendo y no nos dejan en paz", explicó el activista en referencia a los mineros.
El encargado de proteger este territorio es la Fundación Nacional del Indio (FUNAI), el departamento de asuntos indígenas del Gobierno brasileño. Sin embargo, afronta severos recortes presupuestarios y se teme que se supriman seis de los doce equipos especializados en indígenas aislados, entre ellos el encargado de proteger a los yanomanis.
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