• Primer Ministro de Australia, Tony Abbot.
Publicada: lunes, 7 de septiembre de 2015 11:11

Los ministros del Gabinete australiano han aumentado la presión al primer ministro, Tony Abbott, para acoger más solicitantes de asilo procedentes de Siria.

El líder de la oposición Bill Shorten, y la ministra de la oposición para las Relaciones Exteriores del Parlamento Tanya Plibersek y el portavoz de la oposición en materia de Inmigración Richard Marles, declararon este lunes en una conferencia de prensa que apoyan la construcción de 10.000 establecimientos permanentes dispuestos para las personas que huyen del conflicto en Siria.

Los ministros también apuntaron al primer ministro diciendo que él tiene que demostrar un mejor liderato y la compasión en el tema.

Pese a que Tony Abbot, ha denunciado que su Gobierno no aumentará el número de refugiados que acepta su país, algunos parlamentarios liberales, entre ellos, Josh Frydenberg, informaron su apoyo para admitir a los sirios.

"Hay un caso muy bueno aquí para obtener una respuesta concreta a lo que estamos viendo desde esas fotos trágicas en Europa", dijo Josh Frydenberg a la agencia de noticias SKY, esta mañana.

Australia se ha comprometido a tener 13.750 refugiados de todo el mundo este año. Sin embargo, el primer ministro afirmó el domingo que no elevará la cuota humanitaria global para este año.

Refugiados sirios que huyen del conflicto terrorista creado en su país.

 

En este sentido, el Gabinete de Australia le instó al primer ministro a estimar la posibilidad de aumentar el porcentaje de sirios que serán aceptados durante este año.

El partido Verde ha insistido para que el Gobierno de Canberra se responsabilice de la acogida de emergencia de 20.000 refugiados adicionales procedentes de Siria y 150 millones de dólares para el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Sin embargo, Abbott ha declarado, en respuesta, que no cederá a la llamada del Partido Verde para aceptar más demandantes de asilo.

Esto se produce mientras en los últimos años el Gobierno de Canberra ha estado bajo críticas, tanto en el país como en el extranjero, por sus políticas de inmigración estrictas y tratamiento de los refugiados, entre ellos la detención de solicitantes de asilo en las instalaciones en las costas en condiciones inhumanas.

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