Este domingo, miles de personas se manifestaron en todo el país para defender esta reforma.
En varias grandes ciudades australianas se organizaron “Marchas por el sí”, antes de la votación menos de un mes que podría acordar a los aborígenes el derecho constitucional a ser consultados sobre las políticas que los conciernen.
Los partidarios del sí consideran que la reforma podría remediar las desigualdades a las que se enfrentan desde hace varios siglos.
Los partidarios del no critican una reforma elaborada por políticos sin conocimiento de las comunidades aborígenes remotas.
Más de 200 años después de la colonización británica y la posterior persecución de los aborígenes, las poblaciones aborígenes son más propensas a ser pobres, infraeducadas, enfermas o encarceladas.
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