El recuento de votos de las elecciones israelíes, celebradas este martes, sigue lentamente con la victoria del LIKUD, partido de Netanyahu que habría conseguido 30 de 120 escaños del parlamento.
Esto significaría que ni Netanyahu ni la oposición logra obtener los 61 escaños necesarios para formar ejecutivo, incluso si forma coalición con sus aliados políticos. Lo que equivaldría a unos quintos comicios.
La participación final de las elecciones de un 67,2 %, la más baja desde 2013, ilustra la fatiga electoral de un electorado que acudió cuatro veces a las urnas en los últimos dos años. Un impase político que, coincidiendo con las constantes protestas anti-Netanyahu, complica aún más la situación para el actual premier, inculpado de fraude, abuso de confianza y cohecho en tres casos separados por los que es juzgado. Los descontentos israelíes piden su dimisión también por su gestión de la pandemia.
Pero los palestinos dicen que no les importa el resultado de las elecciones israelíes, ya que con el cambio del ejecutivo, no cambiará la naturaleza usurpadora y agresora del régimen.
Los palestinos dicen que, con cualquier partido israelí en el poder, no ven ninguna perspectiva de paz y sus derechos seguirán siendo pisoteados, ya que la política de este régimen será continuar con la construcción de asentamientos ilegales y seguir con la ocupación.
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