A consecuencia de un ataque perpetrado el 25 de agosto por Arabia Saudí y sus aliados contra una zona residencial en Saná (capital yemení), la niña llamada Bozaina Mohamad Mansur al-Rimi, de seis años, perdió a ocho miembros de su familia.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha cifrado el número de los heridos y muertos dejados tras el mencionado bombardeo saudí en 16 y 14, respectivamente.
“El IRM (imagen por resonancia magnética) indicó múltiples fracturas en la mejilla izquierda, así como roturas cerca de la cavidad ocular y en su frente, esto es, además de moretones generales en la cabeza”, ha dicho Aref Daban, el médico del hospital de Saná a la televisión rusa RT.
El IRM (imagen por resonancia magnética) indicó múltiples fracturas en la mejilla izquierda, así como roturas cerca de la cavidad ocular y en su frente, esto es, además de moretones generales en la cabeza”, dice Aref Daban, el médico del hospital de Saná.
El CICR además ha “deplorado fuertemente” el ataque saudí. “Esa pérdida de vida civil es indignante y va en contra de los principios básicos del derecho de los conflictos armados”, ha dicho el jefe adjunto de la delegación del CICR en Yemen, Carlos Morazzani.
A su vez, el director de la investigación del Oriente Medio de Amnistía Internacional, Lynn Maalouf, ha comentado dicho bombardeo urgiendo a las Naciones Unidas a “adoptar medidas contra los saudíes”, a la vez que ha enfatizado que las escuelas y hospitales yemeníes “yacen en ruinas” y que “cientos de vidas fueron perdidas por ataques aéreos imprudentes”.
“Hay una necesidad urgente de poner a Arabia Saudí bajo escrutinio por la cantidad de crímenes y violaciones de derechos humanos que sus fuerzas han cometido en Yemen”, ha señalado Maalouf.
Ayer martes la oenegé Human Rights Watch (HRW) también instó a realizar una pesquisa sobre las “graves violaciones” y “crímenes de guerra” cometidos en Yemen desde marzo de 2015.
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