Hasta hace una semana, esta panadería a escasos 100 metros del palacio de Gobierno en Caracas presumía de un nombre en inglés. Ahora es la Panadería Comunitaria La Minka, desde que esta misma semana el Estado venezolano decidió intervenirla. Hoy es gestionada por una organización cultural de la zona, con experiencia en la producción comunitaria de alimentos básicos.
José es uno de los referentes del nuevo emprendimiento. En tiempo récord se pusieron a producir a todo ritmo con la materia prima que -aseguraron- estaba acaparada por el anterior dueño, que vendía pocas canillas, tal como se llama al pan tipo baguete en Venezuela. Así inflaban los precios, una maniobra que se repite en toda la ciudad.
También producen panes rellenos de jamón, típicos de Venezuela, a precios que sorprenden a los vecinos. Por ahora, la producción de pan no se vende en el mostrador, se entrega a los Comité de Abastecimiento Locales de la zona, para su distribución casa por casa.
En apenas tres días ha cambiado totalmente en esta panadería del centro de la ciudad de Caracas. Quienes están detrás de esta iniciativa aseguran que producir pan a precio justo sí es posible y que lo seguirán haciendo.
Marcos Salgado, Caracas.
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