En declaraciones el domingo durante un acto político ante inmigrantes turcos en la ciudad francesa de Metz, en el noreste de Francia, Cavusoglu arremetió contra las autoridades holandesas por no dejarle entrar en Holanda para dar un mitin y, además, por la expulsión de la ministra turca de Familia.
“[La Haya] es la capital del fascismo (…) Holanda, autoproclamada capital de la democracia, es en realidad la capital del fascismo”, denunció el canciller turco durante el controvertido acto público en Metz, celebrado con el objetivo de aumentar, de cara al futuro referéndum, el apoyo a la ampliación de poderes del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
[La Haya] es la capital del fascismo (…) Holanda, autoproclamada capital de la democracia, es en realidad la capital del fascismo”, dijo el canciller turco, Mevlut Cavusoglu.
En reacción a lo ocurrido en Holanda, el Gobierno turco cerró a últimas horas del sábado la embajada y el consulado holandeses en Ankara y Estambul, respectivamente.
Our countrymen did not leave us alone in #Metz. Those who could not find any place inside, embraced us outside the meeting hall. pic.twitter.com/t5bZnbBcMQ
— Mevlüt Çavuşoğlu (@MevlutCavusoglu) March 12, 2017
Una crisis política similar podría tener lugar en otros países europeos en los que la Administración turca tiene planeado celebrar actos en apoyo al “Sí” en el referéndum constitucional que tendrá lugar el próximo 16 de abril en Turquía.
De hecho, ya han comenzado las discrepancias: el canciller francés, Jean-Marc Ayrault, comentó el sábado: "En este caso, ante ausencia de amenaza probada para el orden público, no había ninguna razón para prohibir este encuentro", pero políticos destacados franceses arremetieron contra la decisión de autorizar la celebración del acto en Metz.
Además, tanto el candidato independiente a la Presidencia de Francia, Emmanuel Macron, como su contrincante ultraderechista, Marine Le Pen, criticaron al Gobierno francés por permitir el acto y lo tacharon de “flagrante violación de la solidaridad europea”.
Holanda no es el único país que está obstruyendo la campaña política pública de Turquía. Suiza, Austria, Alemania y el Consejo Europeo (CE) también se han manifestando en contra de dicha iniciativa.
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