• Judíos ultraortodoxos.
Publicada: sábado, 26 de diciembre de 2015 16:54

"No creemos en el Estado", afirma David Croise, un judío ultraortodoxo de la ciudad de Al-Quds (Jerusalén) que, como otros, no tiene que cumplir el servicio militar, una excepción que levanta ampollas entre los israelíes.

El año pasado Croise fue detenido tras un altercado con un rabino que se personó en una sinagoga vestido con uniforme de soldado. Niega haberlo agredido pero reconoce que le gritó.

Les expliqué que somos judíos, que no creemos en el Estado, que no servimos en el ejército", dice David Croise.

Respecto a los israelíes, el servicio militar es obligatorio a los 18 años para los judíos: tres años para los varones y dos para las mujeres.

Los ultraortodoxos que estudian en escuelas talmúdicas quedan exonerados tras solicitarlo en la oficina de alistamiento. Croise pasó una semana en la cárcel por negarse a realizar ese trámite.

"Les expliqué que somos judíos, que no creemos en el Estado, que no servimos en el ejército", dice Croise, vestido con un largo abrigo negro y un sombrero de ala ancha frente a su casa del barrio de Mea Shearim.

En 2014 se votó una ley para poner fin a este régimen de excepción, con sanciones penales, pero el parlamento la revisó en noviembre y prolongó la exención por seis años, avivando así un debate de décadas.

La enmienda parlamentaria es un resultado de las elecciones legislativas de marzo, que alumbraron una alianza entre el primer ministro, Benyamin Netanyahu, y los partidos ultraortodoxos para la formación de un gobierno débil.

La comunidad ultraortodoxa representa entre el 7 y el 10 % de la población israelí y aumenta rápidamente.

Para algunos ultraortodoxos, no puede haber un estado judío hasta la llegada del Mesías y por lo tanto no pueden servirlo.

Soldados israelíes.

 

Los partidarios de la incorporación de los ultraortodoxos aseguran que el servicio militar sería un medio de mejorar la integración social de esta comunidad, con un elevado índice de desempleo y en la que el 54 % de las familias son consideradas pobres.

Pero la perspectiva de integración es precisamente lo que rechazan los ultraortodoxos. "Para ellos es una amenaza, quieren preservar su identidad", explica Mordechai Goldman, experto en esa comunidad.

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