Tres días después del fuerte terremoto de 7,3 grados de magnitud en la escala de Richter, que dejó cientos de muertos en la provincia de Kermanshah (oeste), miles de personas están desplazadas. Las fuerzas de protección civil y armadas continúan incansablemente las labores de socorro y la entrega de ayuda a los damnificados por el seísmo.
Ante esta situación, el presidente iraní, Hasan Rohani, aseguró que el Gobierno no escatimará esfuerzos para resolver los problemas de los afectados por el seísmo. Rohani reiteró que todas las autoridades tienen que cumplir con su responsabilidad de satisfacer las demandas y necesidades básicas de los afectados por el terremoto.
Además de la ayuda del Gobierno, los residentes de diferentes ciudades del país hicieron colas para contribuir a satisfacer las necesidades básicas de los afectados por el seísmo.
La mayoría de los afectados del terremoto del domingo pasan la noche en tiendas de campaña, con temperaturas bajo cero y con el susto que provocan las réplicas que sacuden de vez en cuando la zona. Casi 300 réplicas fueron registradas en el oeste de Irán en los últimos días.
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