"Este tratamiento supone menos riesgo, menos dolor y menos tiempo de recuperación que la cirugía tradicional y tenemos la esperanza de que una mayor investigación confirmará si es una terapia efectiva para la HPB"
Mediante el uso de un tratamiento de radiología intervencionista conocido como embolización de la arteria de próstata (PAE, por sus siglas en inglés), los médicos fueron capaces de mejorar los síntomas de los hombres con hiperplasia benigna de próstata (HBP), independientemente del tamaño de la HBP antes del tratamiento, según los resultados de un estudio publicado este lunes en el portal científica “Ciencia plus”.
"Es fundamental que los radiólogos intervencionistas, en colaboración con los urólogos, sean capaces de proporcionar a los pacientes con HBP un procedimiento ambulatorio sin dolor", afirmó Sandeep Bagla, investigador principal del estudio y radiólogo intervencionista en el Hospital Inova Alexandria, en Virginia (Estados Unidos).
"Este tratamiento supone menos riesgo, menos dolor y menos tiempo de recuperación que la cirugía tradicional y tenemos la esperanza de que una mayor investigación confirmará si es una terapia efectiva para la HPB", agregó este experto, quien examinó junto con su equipo los casos de 78 pacientes que se sometieron a la embolización de la arteria prostática para la HPB.
Los pacientes fueron clasificados en 3 grupos de análisis en función del tamaño de la próstata agrandada: menos de 50 centímetros cúbicos, entre 50 a 80 centímetros cúbicos y más de 80 centímetros cúbicos. Los investigadores evaluaron la efectividad del PAE en estos hombres un mes, 3 meses y 6 meses después del tratamiento.
El 96 % de los casos (75 de 78) fue considerado técnicamente exitoso, con los vasos sanguíneos que llevan al agrandamiento de la próstata bloqueados por el tratamiento de PAE. Los autores encontraron una mejoría de los síntomas y en la calidad de vida, medida a partir del Índice de Síntomas de la Asociación Americana de Urología, con una mejoría significativa en los tres grupos de pacientes.
Aunque los datos de esta investigación demuestran una mejoría sintomática 6 meses después del tratamiento, se necesitan más estudios para demostrar la eficacia a un año y más allá, según Bagla.
En la embolización de la arteria de próstata, se inserta un catéter en la arteria femoral y se guía a la arteria de próstata en ambos lados de la glándula ampliada. Una vez colocado junto a la próstata, se administran esferas microscópicas para bloquear el flujo sanguíneo, haciendo que la próstata disminuya en tamaño.
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