Rusia vinculó su asesinato con Ucrania y con el líder opositor ruso, Alexéi Navalni. Cámaras de seguridad captaron imágenes de una mujer que, llevando una caja, entra a una cafetería en la ciudad rusa de San Petersburgo, para regalar una estatua al famoso bloguero militar, Maxim Fomín, más conocido por su seudónimo, Vladlén Tatarski. Poco después, la explosión de una bomba improvisada dentro del regalo sacudió la instalación y mató al bloguero, dejando más de 30 heridos. Según datos preliminares, la potencia del estallido fue equivalente a 200 gramos de TNT. El Kremlin no descartó la implicación de los servicios especiales ucranianos en este acto terrorista.
La Policía rusa confirmó la detención de la principal sospechosa. En un video publicado por el Ministerio del Interior, la detenida, de 26 años, admitió los hechos. El Comité de Investigación del país afirmó que se están estableciendo todas las circunstancias y detalles del crimen.
Los ciudadanos colocaron flores en la zona del atentado y encendieron velas para conmemorar a una persona que, según dicen, apoyaba a los militares que luchan en el frente para desnazificar y desmilitarizar a Kiev.
Afirman desde San Petersburgo, la existencia de mucha escoria liberal en la ciudad, que organizan actos y mítines regulares contra la presidencia del país y sus políticas. El Comité Nacional Antiterrorista tampoco descarta la participación en el atentado de los simpatizantes del Fondo Anticorrupción de Alexéi Navalny, entidad que fue declarada agente extranjera y prohibida en Rusia como organización extremista.
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