“Están dejando gran cantidad de armamento, como misiles portátiles de alta precisión y proyectiles antitanque”, afirmó el sábado el ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigu, en una entrevista con el canal Soloviev Live, de YouTube.
Shoigu señaló que, actualmente, el Ministerio de Defensa de Rusia está realizando análisis y evaluaciones de riesgos y amenazas que se pueden dar en Afganistán.
El próximo 31 de agosto, es la fecha límite para poner fin a la invasión que iniciaron EE.UU. y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en el país centroasiático en 2001.
Washington y sus aliados han pasado la mayor parte de los últimos 20 años en Afganistán, bajo el pretexto de luchar contra Talibán y de entrenar y equipar a las fuerzas de seguridad afganas, pero al final no lograron impulsar una victoria decisiva.
La fase final de la retirada de las fuerzas occidentales ocurrió en paralelo con la toma del poder de los talibanes en Kabul, la capital afgana. En las últimas semanas, el grupo armado ha tomado el control de varias bases militares de EE.UU., tras la retirada apresurada de las tropas estadounidenses del país centroasiático, y decomisado gran cantidad de armas estadounidenses, según varios informes.
Washington, que durante su presencia militar causó un inmenso sufrimiento para el pueblo afgano, ha sido objeto de críticas de la comunidad internacional por su irresponsabilidad ante Afganistán.
Es más, algunos analistas denuncian que, en lugar de crear un Ejército afgano más poderoso, las potencias occidentales han ido debilitando de manera premeditada a las fuerzas locales.
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