500 jóvenes y activistas de derechos humanos en Perú, que portaban pancartas donde se leía “Fujimori nunca más” y “no más 5 de abril”, marcharon hacia el Palacio presidencial coreando eslóganes contra las medidas del Gobierno de Fujimori, al que acusaron de violar los derechos humanos.
Por aquella fecha, Fujimori (1990-2000) disolvió el Congreso de entonces, e intervino el Poder Judicial para emprender una reforma del Estado, que facilitó el control total sobre el aparato público, también introdujo la reelección presidencial inmediata en la Constitución de 1993.
Los manifestantes, que portaban pancartas donde se leía “Fujimori nunca más” y “no más 5 de abril”, marcharon hacia el palacio presidencial coreando eslóganes contra las medidas del Gobierno de Fujimori, al que acusaron de violar los derechos humanos.

Varios congresistas de diferentes partidos apoyaron la manifestación especificando que no hay ninguna excusa para justificar la ruptura del sistema democrático de un país y sofocar las voces de los críticos.
Los casos de violación o abusos de los derechos humanos fueron suficientes para que el exmandatario recibiera en enero 2015 una condena a 25 años de cárcel; y por cargos de corrupción, seis condenas con penas menores.
El hijo menor del expresidente, el congresista Kenji Fujimori, criticó la manifestación en su cuenta de Twitter describiéndola de una manera de manosear políticamente lo ocurrido el 5 de abril de 1992, y sugirió que si el actual presidente Ollanta Humala tuviera la oposición que tenía su padre entonces haría algo similar.
No obstante, varios congresistas de diferentes partidos apoyaron la manifestación especificando que no hay ninguna excusa para justificar la ruptura del sistema democrático de un país y sofocar las voces de los críticos.
A su vez, Amnistía Internacional (AI) expresó su apoyo a la manifestación celebrada con el fin de recordar lo que había hecho Fujimori para que "no se vuelvan a repetir regímenes dictatoriales ni violaciones a los derechos humanos".
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