La manifestación que contó además con la presencia de ciudadanos no etíopes que quisieron mostrar su solidaridad con esta comunidad discriminada, se llevó a cabo el martes en medio de las calles militarizadas de Haifa, para evitar que se repitan los disturbios del pasado 3 de mayo en una marcha similar en Tel Aviv que terminó con decenas de heridos.

Los indignados manifestantes llevaban pancartas que decían "Negro o blanco, todos somos seres humanos", “Sí a la igualdad, no al racismo”, y "Todos somos Yosef Salamsa" (un joven etíope-israelí que se quitó la vida el pasado julio después de un supuesto acoso policial).
Uno de los organizadores de la manifestación, llamado Salam, dijo antes del evento que pasados 30 años el régimen de Tel Aviv "debe dar respuesta a la pregunta de cómo es posible que los miembros de la comunidad siguen siendo víctimas de la discriminación y la delincuencia en los barrios en los que viven".
Por su parte, un manifestante en Haifa entrevistado por la televisión israelí, dijo que la demostración tenía "la intención de garantizar que los miembros de nuestra comunidad no sean juzgados únicamente por la sociedad israelí por el color de su piel".
Unos 135.500 israelíes de origen etíope viven en los territorios ocupados, pese a que esta comunidad reside en esta zona desde hace muchos años pero sufre una profunda discriminación racial por parte de las fuerzas y los funcionarios israelíes.
Unos 5000 miembros de la comunidad etíope viven en Haifa, muchos de ellos viven en barrios con muchos problemas económicos en la parte sur de la ciudad.
Tras varios días de protestas en distintas partes de los territorios ocupados, el parlamento israelí celebró el martes una sesión especial para abordar la discriminación contra la comunidad israelí-etíope.
En la reunión, también participaron los líderes del movimiento de protesta quienes una vez más denunciaron la segregación sistemática de la sociedad israelí.
"Los recientes acontecimientos son una dramática llamada de atención para todos", dijo Issac Herzog, líder de la coalición de centro-izquierda Unión Sionista, durante el debate.

Pnina Tamano-Shata, un exmiembro del parlamento israelí y la primera mujer de origen etíope que entró en ese órgano legislativo, dijo que la comunidad israelí-etíope desde hace muchos años sufre el sistemático racismo en la sociedad israelí, y si no se hubieran realizado las recientes marchas de protesta, ese problema no llegaría nunca a la atención pública.
Los judíos de origen etíope residentes actualmente en los territorios ocupados llegaron en dos oleadas de inmigración en 1984 y 1991; no obstante, a pesar del tiempo trascurrido, aún no han podido integrarse en la sociedad israelí.
En noviembre de 2014, el régimen israelí aprobó un nuevo proyecto de ley contra los inmigrantes indocumentados en los territorios ocupados, que autorizaba su detención después de tres meses para luego trasladarlos "de inmediato" al centro de internamiento de Holot, en el sur de los territorios ocupados, donde pueden permanecer hasta 20 meses.
El pasado 1 de abril, el régimen israelí anunció que dará a elegir a migrantes africanos sin papeles entre la prisión o ser expulsados por la fuerza a países distintos de los suyos, cuyos nombres se mantienen en secreto.
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