Publicada: domingo, 31 de octubre de 2021 8:58
Actualizada: jueves, 2 de diciembre de 2021 19:39

Los golpes militares han sido un hecho regular en África en las últimas décadas, y ahora existe la preocupación de que sean cada vez más frecuentes.

Sudán ha experimentado este año dos eventos de este tipo, uno en septiembre que fracasó y el último en el que el general Abdul Fatah al-Burhan disolvió el brazo civil del gobierno de transición y asumió el poder.

Arrestó al primer ministro Abdulá Hamduk y a otros civiles prominentes con quienes los militares habían acordado compartir el poder hasta que se celebraran las elecciones el próximo año.

Durante los últimos meses, Al-Burhan mostró impaciencia con el liderazgo de Hamduk, señalando que se necesitaba un gobernante fuerte para salvar a la nación.

Con el golpe militar, Al-Burhan, ha puesto en peligro la posición internacional de Sudán como una democracia naciente, ha puesto en peligro la ayuda internacional, y ha puesto en peligro la paz con los rebeldes en Darfur.

Reacciones internacionales al golpe militar de Sudán

La portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, aseguró que su país está “profundamente alarmado” por la toma del poder militar en Sudán.

El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, condenó el golpe y pidió respetar la carta constitucional para proteger la transición política ganada con tanto esfuerzo.

La Cancillería de Irán indicó que está observando de cerca de la situación en Sudán y alerta que el golpe de Estado militar y los recientes avatares en Sudán no contribuyen al proceso de transición democrática en este país.

La Liga Árabe, a su vez, expresó su profunda preocupación por los acontecimientos en Sudán, y pidió a todas las partes sudanesas que cumplan plenamente el documento constitucional firmado en agosto de 2019 con la participación de la comunidad internacional y la Liga Árabe, así como la de 2020 con los rebeldes de Darfur.

De igual manera, el presidente de la Comisión de la Unión Africana, Musa Faki Mahamat, exigió a los golpistas respetar los derechos humanos.

Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, que proporcionaron ayuda financiera crucial a Al-Burhan en 2019, se han mantenido en silencio hasta ahora respecto al golpe en Sudán.

¿Qué factor provocó el golpe militar en Sudán?

Las tensiones han ido creciendo durante meses entre los partidarios del ejército y del gobierno civil. Los opositores de la organización Fuerzas de la Libertad y el Cambio, ha intensificado los llamamientos para que los militares entreguen el liderazgo a los civiles en el gobierno.

Los partidarios de la junta militar, que gobierna el país, también han intensificado sus acciones. Desde septiembre, los manifestantes tribales han bloqueado la carretera principal al puerto del Mar Rojo de Sudán, así como los oleoductos, exigiendo la disolución del gobierno de Hamduk.

Muchos de los manifestantes de ambos lados criticaban la situación económica del país, que en 2019 provocó el derrocamiento de Omar Al-Bashir. Pero desde entonces, el país ha enfrentado choques aún mayores al tratar de reintegrarse a la economía global.

Las reformas económicas implementadas por el gobierno interino han significado un aumento de la inflación y escasez de bienes básicos para el ciudadano medio.

El golpe militar ocurre pocos días antes de que finalice el plazo militar para entregar el poder a los civiles (según lo acordado), y queda poco tiempo hasta la normalización de las relaciones de Sudán con el régimen sionista. Un tema que Hamduk no aceptó y dijo que el parlamento debe aprobarlo.

Los analistas y expertos políticos también sostienen que países extranjeros como Arabia Saudí y sus aliados están detrás de la nueva intentona en Sudán.

La sombra de las monarquías árabes, detrás del golpe en Sudán

Los sudaneses estaban atentos a la estrategia del ejército, que con el apoyo de Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos (EAU), estaba copiando el golpe que llevó a la toma militar de Abdul Fatah al-Sisi en Egipto en 2013.

Al-Burhan cuenta con el respaldo tácito de varios regímenes árabes, lo que le ubica en una posición sólida. El líder del golpe pudo llevar a cabo un golpe militar con el apoyo de otros aliados, a saber, los saudíes y los emiratíes.

Este dúo, en 2013, desempeñó un papel fundamental para ayudar a derrocar al entonces presidente egipcio Muhamad Mursi. Y ahora están apuntalando a Al-Burhan en Sudán.

Los analistas sugieren que la generosidad de los países árabes del Golfo Pérsico ya fortaleció al ejército de Sudán en sus maniobras después de la caída de Omar Bashir. El apoyo financiero de Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos dio a los generales un margen crucial para resistir las demandas populares de un gobierno civil y les permitió consolidar su poder.

Ahora, cualquier esperanza de restaurar las perspectivas democráticas de Sudán requiere ejercer presión sobre estas potencias árabes. Las monarquías árabes del Golfo Pérsico y Egipto, que han forjado vínculos más estrechos con Al-Burhan y el ejército sudanés, deberían instar a las autoridades a ejercer moderación en lugar de recurrir a la fuerza indiscriminada. La comunidad internacional debería utilizar alta presión contra Arabia Saudí, EAU y Egipto para convencerlos de que presionen a los generales en Jartum para que cambien de rumbo”.