Este ataque, ejecutado por 2 destructores de misiles teledirigidos de la Marina de Guerra de EE.UU. (U.S. Navy) operando en el Mediterráneo Oriental, representa una escalada en la Guerra de Siria. Dicha escalada militar por la intervención militar directa y abierta estadounidense contra el Estado Sirio podría convertirse en una guerra regional e inclusive mundial entre EE.UU. y Rusia, guerra en la que EE.UU. – y Tel Aviv - vería a Rusia como un obstáculo a sus aspiraciones hegemónicas en el Cercano Oriente, mientras que Moscú percibiría a Washington como una amenaza hegemónica a sus legítimos intereses nacionales en la región.
El Gobierno del Presidente de EE.UU. Donald Trump justificó su ataque contra el Estado Sirio como castigo por el presunto uso del agente nervioso sarín como arma química contra la población civil de Jan Sheijun, en la provincia siria de Idlib. Según informes, se ha alegado que el reportado ataque químico con gas sarín mató a 89 personas e hirió a unas 200, incluyéndose niños entre los muertos y heridos. Sin embargo, hay que esclarecer qué ocurrió en realidad en Jan Sheijun, hay que determinar si realmente se llevó a cabo un ataque químico con gas sarín, hay que investigar y probar de dónde procedía el sarín y hay que revelar quiénes hicieron las acusaciones contra la Fuerza Aérea Siria, aclarando si hay un grupo armado ilegal o terrorista que controla Jan Sheijun.
Es necesario advertir que Jan Sheijun está bajo la ocupación y el control de los terroristas del Frente Al Nusra de Al Qaeda, que se hace llamar actualmente Frente Fatah Al Sham, que es la fuerza dominante de la coalición terrorista Tahrir Al Sham, la cual controla la mayor parte de la provincia de Idlib. Este hecho es algo que debe de tomarse en cuenta y que nos debe decir algo.
A base de la investigación y análisis de inteligencia de fuentes abiertas (open sources intelligence), que utiliza fuentes de información asequibles para el público, se revela que la Marina de Guerra de Rusia realizó un ataque con 3 misiles crucero desde 2 corbetas de misiles teledirigidos, operando en el Mediterráneo, contra un centro de mando del Frente Al Nusra de Al Qaeda de acuerdo a Fox News, en el Monte Simeón (en referencia a las ruinas de la iglesia bizantina dedicada a San Simeón el Estilita) a unos 36 km al noroeste de la ciudad de Alepo. De acuerdo a la agencia de noticias rusa Sputnik, el ataque de misiles ruso le causó la muerte a 30 oficiales de EE.UU., Reino Unido, Israel, Turquía, Arabia Saudita y Qatar. Hay que señalar que los países mencionados han patrocinado a agrupaciones terroristas integristas suníes como Frente Al Nusra y Daesh para destruir al Estado Sirio y deponer a su Gobierno. El Monte Simeón (Deir Samaan) está a unos 20 km de la frontera con Turquía y por tierra, utilizando la carretera M5 de norte a sur que viene de Alepo, a unos 120 km al norte de Jan Sheijun, población que se halla a su vez a unos 100 km de la frontera turca.
Testigos citados por medios opuestos al Gobierno Sirio con posibles lazos con terroristas y servicios de inteligencia occidentales, y por medios occidentales y del Cercano Oriente de Estados enemigos del Estado sirio, el martes 4 de abril por la mañana ocurrió un ataque aéreo que inmediatamente fue seguido de una nube de gas que se informó era del agente nervioso sarín. No hay que olvidar que estos testigos presuntamente son de una población bajo el dominio y control de la organización terrorista Frente Al Nusra de Al Qaeda.
En contraste, el Ministerio de Defensa de Rusia, que es aliada de Siria, había declarado que la Fuerza Aérea Siria había llevado a cabo un ataque aéreo contra un almacén de armas y fábrica de bombas de terroristas, donde se almacenaban y “producían” armas químicas para instalarlas en artefactos explosivos que se enviaban a terroristas en Irak, lo que apuntaría a la colaboración del Frente Al Nusra de Al Qaeda con Daesh. El ataque se habría llevado a cabo cerca del mediodía. Siendo el gas sarín muy volátil, al entrar en contacto con el aire tras la ruptura de contenedores de almacenamiento por las explosiones del ataque aéreo, se habría convertido en gas y se habría esparcido en la población civil como resultado.
Se debe de hacer hincapié nuevamente que los videos, fotografías y testimonios de testigos acerca de un ataque por aviones sirios procede de una población o de grupos bajo el control y dominio de la organización terrorista Frente Al Nusra de Al Qaeda, que crearían un escenario, como el que los terroristas soltasen deliberadamente el gas sarín para acusar a las fuerzas del Gobierno Sirio de haber cometido un ataque químico y presentasen su “evidencia” fabricada para “probarlo”, para darle a EE.UU. la justificación que necesitaría para ante su opinión pública y la del mundo entero legitimar un ataque contra Siria. No debe de olvidarse que evidencia recogida gracias a inteligencia de fuentes abiertas apunta a que EE.UU. no es un actor imparcial sino una parte involucrada en la Guerra de Siria, al apoyar materialmente a grupos terroristas integristas sunitas que quieren derrocar al Estado Sirio.
El objetivo de EE.UU. y de sus aliados es provocar la caída del Gobierno Sirio y la destrucción del Estado Sirio, incluyendo su fragmentación territorial, por medio de grupos terroristas integristas y a través de la destrucción de la infraestructura del país, so pretexto de bombardear blancos de Daesh en Siria. Los países que intervienen en Siria sea apoyando a los grupos terroristas wahabitas directamente, vendiendo y suministrando armas para los terroristas, y/o bombardeando y destruyendo la infraestructura de Siria bajo el pretexto de combatir a Daesh, son EE.UU., líder del grupo, el Reino Unido de la Gran Bretaña, Francia, Alemania, Israel, Turquía, Arabia Saudita, Qatar, Jordania, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, el Gobierno Libio post-Gadafi pro-occidental, Canadá, Australia, Rumanía, Bulgaria, Ucrania, Serbia, Montenegro, Bosnia-Herzegovina, Croacia, República Checa, Eslovaquia, Bahréin, Italia, Bélgica, Dinamarca, Holanda y Marruecos.
El periodista investigador estadounidense Seymour M. Hersh reveló en su artículo “The Red Line and the Rat Line”, aparecido en el London Review of Books y publicado en su libro The Killing of Osama Bin Laden, que la organización terrorista Frente Al Nusra de Al Qaeda poseía y producía para el año 2013 el agente nervioso sarín y que tanto el arma química sarín como sus precursores para sintetizarlo les eran suministrados para aquel entonces por Turquía y Arabia Saudita, de acuerdo a fuentes de inteligencia estadounidenses.
Hay que tomar en cuenta también y no minimizar o ignorar que Siria oficialmente eliminó su arsenal de armas químicas en 2014, bajo la supervisión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y de Rusia, uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, y con la colaboración y vigilancia de EE.UU., miembro permanente del Consejo de Seguridad, que sin duda aplicó la máxima “Confía pero verifica” (“Trust but verify”) utilizada por el Presidente Ronald Reagan durante el proceso de control de armas nucleares con la Unión Soviética.
Antes de saltar a conclusiones que podrían ser producto de la manipulación, hay que aclarar y establecer si en realidad hubo un ataque con gas sarín en Jan Sheijun que mató a civiles, y de haber sido así, de dónde procedía el agente nervioso sarín, a quién le pertenecía y bajo qué condiciones fue esparcido el gas sarín, de manera accidental o de forma deliberada. De acuerdo a un video que entrevista al presunto padre de víctimas del ataque de sarín, tanto éste como los que le acompañan son hombres barbados jóvenes de edad militar que podrían pertenecer a la organización terrorista Frente Al Nusra de Al Qaeda o a uno de los grupos integrantes de la coalición terrorista integrista sunita Tahrir Al Sham liderada por el Frente Al Nusra.
Cabe proponer que de ser estos hombres y los que hicieron las acusaciones contra el Gobierno Sirio, miembros y/o colaboradores del Frente Al Nusra de Al Qaeda y de la coalición que ésta organización terrorista lidera, Tahrir Al Sham, que habrían mentido sobre el ataque químico con gas sarín para inculpar a Damasco de haberlo realizado, para que así los amigos occidentales de los terroristas, principalmente en Washington, tuviesen la excusa y el casus belli para intervenir militarmente en Siria y atacar a sus fuerzas armadas para destruirlas, por estar ganándole la guerra a los terroristas integristas sunitas sirios patrocinados por EE.UU. y sus aliados mencionados. Verdaderamente, antes de EE.UU. precipitarse a realizar acciones militares sin pruebas firmes, debe de haber una investigación imparcial internacional para saber quiénes han sido los que han hecho en Jan Sheijun las acusaciones contra el Gobierno Sirio y los que han manifestado haber perdido seres queridos y familiares en el alegado ataque químico.
Al intervenir militarmente contra Siria sin esperar a los resultados de una investigación para esclarecer los hechos en Jan Sheijun, el Gobierno del presidente Donald Trump ha violado la soberanía de un Estado miembro de la ONU sin poseer pruebas sólidas de la culpabilidad de Damasco, en vista de la presencia del terrorista Frente Al Nusra de Al Qaeda, poseedor del agente nervioso sarín como arma química, en la mencionada población de la provincia de Idlib. Esencialmente Washington no ha tenido la voluntad de tratar de establecer primero, antes de atacar y no después, responsabilidades y culpabilidades a través de una investigación de la ONU, como haría un Estado de Derecho respetuoso de la legalidad internacional y amigo más de la diplomacia que del uso de la fuerza. En realidad EE.UU. se dio prisa y se precipitó en atacar, para que su intento de destruir la base aérea siria fuese un hecho consumado, como para adelantarse a una investigación de lo sucedido en Jan Sheijun, investigación que hubiese cuestionado la versión de los hechos según la Administración Trump.
Hay precedentes a la situación actual con respecto al presunto ataque químico con sarín en Jan Sheijun. Se reportó que el Frente Al Nusra de Al Qaeda llevó a cabo el ataque de armas químicas presuntamente realizado con sarín de agosto de 2013 contra el suburbio de Guta de la capital siria de Damasco. Los terroristas y sus aliados acusaron al Gobierno de Bashar Al Assad de haber ordenado dicho ataque, lo que llevó al Presidente de EE.UU. Barack Obama, probablemente de manera coordinada con el ataque químico de los terroristas, a iniciar los primeros pasos para ordenar un ataque punitivo americano contra el Estado Sirio, tras haber éste cruzado, según Obama, la “línea roja” de Washington. Se había reportado por aquel entonces que el príncipe Bandar Bin Sultán, jefe de la inteligencia de Arabia Saudita, habría suministrado antes del ataque de agosto de 2013 el agente nervioso sarín a terroristas del Frente Al Nusra de Al Qaeda que operaban en el suburbio de Guta. Bandar Bin Sultan mantenía estrechos lazos con Washington y la CIA, habiendo sido Embajador de Arabia Saudita en EE.UU. por más de dos décadas y según se ha reportado, amigo de presidentes americanos incluyendo a los dos Bush, por lo que le llamaban “Bandar Bush”.
El plan en agosto de 2013 habría consistido en que los terroristas del Frente Al Nusra de Al Qaeda (la misma organización terrorista que según inteligencia de fuentes abiertas estaría ocupando Jan Sheijun) lanzasen un ataque con gas sarín en el suburbio de Guta para causar un gran número de muertos e intoxicados en la población, ataque por el que sería hecho responsable el Gobierno Sirio, poseedor entonces de armas químicas, lo que causaría una indignación internacional general, promovida y alimentada por la guerra de información y la propaganda gubernamental y de la prensa, particularmente la estadounidense y occidental, para justificar una intervención militar liderada por EE.UU., tras haberse cruzado la “línea roja” de Obama por el uso contra civiles de armas químicas. Convenientemente para los terroristas, los ataques aéreos y de misiles crucero americanos y de sus aliados habrían destruido el equipo militar, concentraciones de fuerzas, sistemas de armas e infraestructura militar de las fuerzas armadas sirias, degradándolas hasta el punto que pudiesen ser derrotadas, como pasó en Libia en 2011 con las fuerzas gubernamentales libias. Los terroristas sirios apoyados por EE.UU. y sus aliados, que en aquel momento estaban perdiendo la guerra, habrían salido victoriosos gracias al apoyo aéreo y de misiles americano, tumbando al Gobierno Sirio.
Resulta interesante la aparente “coincidencia” que después de que han pasado cuatro años tras el ataque químico de Guta por terroristas del Frente Al Nusra de Al Qaeda según inteligencia de fuentes abiertas, y precisamente cuando nuevamente el Ejército Sirio está ganando la guerra gracias a apoyo militar ruso, iraní, libanés e iraquí, que surja convenientemente otro ataque químico con sarín – aparentemente un arma química preferida por los terroristas y sus patrocinadores extranjeros – lo que “provocó” que EE.UU. amenazase nuevamente con atacar, como en 2013, solo que esta vez atacó a Siria, impactando una base aérea siria desde donde se atacaba y causaba bajas a los terroristas. Distintos actores (Obama, Trump), mismo guion.
Tampoco sería coincidencia que inmediatamente después del ataque de misiles crucero americano contra la base aérea siria de Ash Shairat, fuerzas de los terroristas de Daesh y del Frente Al Nusra de Al Qaeda llevaron a cabo un ataque contra las fuerzas gubernamentales sirias cerca de la base que estaba siendo atacada. Lo cierto es que todo ataque aéreo y de misiles americano y de sus aliados contra las fuerzas armadas sirias constituye un apoyo a las fuerzas de terroristas integristas que combaten al Gobierno sirio, para derrocarlo e imponer un régimen totalitario integrista. Y ha de recordarse que Daesh posee armas químicas y las ha usado en combate.
El acusar a Siria de un ataque químico que no llevó a cabo y acusarla sin pruebas, sobre todo cuando los responsables, de haber habido un ataque, serían los terroristas del Frente Al Nusra de Al Qaeda, que según inteligencia de fuentes abiertas ocupan la población de Jan Sheijun, y el realizar un ataque militar contra Siria sin las pruebas que serían producto de una investigación imparcial, técnica y científica, recuerda el incidente del acorazado americano Maine tras explotar en la Bahía de La Habana en 1898. En aquel entonces, España no hizo explotar al siniestrado barco de guerra americano, estando ya involucrada en la Guerra de Cuba y sabiendo además que de haber atentado contra el navío norteamericano sufriría una declaración de guerra de EE.UU. y una guerra que perdería debido a su evidente inferioridad naval, militar, industrial y económica, lo que ocurrió de todas formas debido a que tanto el Gobierno de EE.UU., su prensa y su opinión pública, la mayoría del pueblo americano, ya de antemano acusó y condenó como culpable a España de haber hecho explotar al acorazado del U.S. Navy, sin prueba alguna, por sus prejuicios anglosajones antiespañoles. Para los americanos, xenófobos antihispanos, España era culpable del incidente por ser España y por estar constituida por españoles.
Unos 80 años después, el padre de la propulsión nuclear y de los submarinos de propulsión nuclear de la Marina de Guerra de EE.UU., el almirante Hyman G. Rickover, concluyó que la explosión del Maine fue accidental, tomándose en cuenta fotografías de los restos del acorazado cuando fue extraído del fondo de la Bahía de La Habana, que mostraban que la abertura del casco de acero donde fue la explosión se había abierto hacia afuera, producto de una explosión interna. Pero el Gobierno y pueblo americanos concluyeron en 1898 que si hubo una explosión, tuvo que ser provocada y tuvo que ser España la culpable, sin una investigación imparcial y técnica.
Igualmente, debido a la propaganda estadounidense en contra del “régimen” sirio, alimentada por los prejuicios debidos a que el Estado Judío de Israel es enemigo del Gobierno Sirio, si hay un alegado ataque químico, producto de una acusación hecha por individuos en una población en Siria controlada por el Frente Al Nusra de Al Qaeda, tiene que ser el Gobierno Sirio el culpable tanto para el Gobierno como para la opinión pública de EE.UU., sin mediar una investigación imparcial y técnica que aclare los hechos, más cuando el culpable - de haber habido un ataque químico - sería el terrorista Frente Al Nusra de Al Qaeda. Se repite la historia, 1898 y 2013/2017.
Una investigación imparcial, técnica y científica esclarecerá los hechos. Como reportó Seymour Hersh, muestras de sarín usado en Guta en 2013 al ser analizadas por los británicos mostraron que la composición de ese sarín no correspondía a la composición del inventario de sarín del arsenal químico sirio, actualmente eliminado. Muy probablemente el sarín de Jan Sheijun, de ser examinado por una comisión investigadora imparcial, mostraría que su composición no corresponde a la del sarín que tuvo el arsenal químico sirio hasta su destrucción, completada en 2014. Lo malo es que ni el Presidente Trump ni su yerno y alto asesor Jared Kushner parecen querer que se sepa lo que realmente pasó en Jan Sheijun el 4 de abril pasado.