El segundo debate entre los aspirantes a la Presidencia de México dibujó las estrategias que se esperan para el último tercio de las campañas.
Xóchitl Gálvez la opositora más fuerte, buscará debilitar a la oficialista Claudia Sheinbaum, quien seguirá con la defensa los logros del presidente López Obrador, mientras que Jorge Álvarez Maynez, pasó de solo darse a conocer en el primer debate a propuestas concretas con base en los logros de su partido Movimiento Ciudadano en los estados de Jalisco y Nuevo León. Gálvez abrió fuego desde la primera intervención.
Sheinbaum, igual que en el primer encuentro, ignoró ataques pero no por mucho tiempo, acabó calificando a Gálvez de corrupta, en respuesta a que durante todo el debate la llamaron candidata de las mentiras. Aún se concentró todo lo que pudo en las propuestas.
Las propuestas de gobierno de las dos candidatas aparecieron en varios momentos, hasta el bloque sobre sobre crecimiento económico, empleo, desarrollo desigualdad y cambio climático, pero en segundo plano y muy deprisa.
Álvarez Maynez, aprovechó su momento, los reflectores y el escenario para darse a conocer un poco más y ayudar a su partido con los logros al frente de los gobiernos de Jalisco y Nuevo León. Habló del empleo.
Sheinbaum destacó el buen momento económico por el que atraviesa el país, pero Gálvez objetó que los beneficios no llegan al pueblo de México. Las pensiones fueron un tema destacado por las recientes reformas aprobadas en el Congreso.
Como era de esperar, los tres se declararon vencedores del segundo debate. Si los mexicanos tuvieran que decidir hoy quien gobierna, sería entre una candidata oficial que apuesta por el continuismo de la llamada 4T, por una opositora que va por dejar lo que está bien y quitar lo que no y un candidato joven que apenas está construyendo una imagen a nivel nacional.
Arturo Calvillo, Ciudad de México.
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