Según los activistas, las armas estadounidenses, muchas de ellas exportadas legalmente, están fluyendo hacia América Latina y terminan en las manos de los carteles de la droga y fuerzas de seguridad abusivas. Los activistas instaron a la Administración de Estados Unidos controlar este flujo.
Además, apuntó a las medidas que podrían tomar los fabricantes para reducir el flujo de armas, como la reforma de sus prácticas comerciales para vender solo a distribuidores autorizados que cumplan las buenas prácticas. Por su parte, John Lindsay-Poland, coordinador de “Stop armas de EE.UU. a México”, señaló que en México, el 70 % de los homicidios por armas de fuego de 2000 a 2020 fueron cometidos con armas estadounidenses.
El activista hizo alusión a un informe de la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno de Estados Unidos, que muestra que cerca de la mitad de las armas de fuego exportadas desde este país fueron legalmente distribuidas en Guatemala, Honduras y El Salvador.
Las cifras del Gobierno estadounidense muestran que el año pasado los ingresos por envíos legales de armas de fuego a Latinoamérica aumentaron un 8 %, y la mayoría de las ventas se destinaron a Brasil, México, Guatemala y Colombia.
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