Durante 2019, Trump mantuvo una ofensiva constante contra México. Presionó al nuevo Gobierno mexicano con su hasta ahora fallido muro fronterizo, con la imposición de aranceles a importaciones si México no detenía la migración de centroamericanos en su frontera con Guatemala, y con declarar a los carteles del crimen organizado como terroristas. Fueron tres puntos claves que pusieron en relieve la tensa relación entre los dos países.
EE.UU. ha obligado a México a ceder en asuntos cruciales como usar su Guardia Nacional para evitar la llegada de migrantes a su territorio.
En días pasados pretendía que dentro del nuevo Tratado de Libre Comercio, inspectores estadounidenses ingresaran a México a plantas y fábricas a revisar acuerdos sobre condiciones laborales. El Gobierno mexicano no cedió.
A principios de su Gobierno, Donald Trump llegó a calificar de asesinos y narcotraficantes a los mexicanos que llegaban a su país de manera ilegal. Aún insiste en construir un muro entre los dos países.
México ha pedido por la vía diplomática que Trump desista de tal cosa, que causaría graves daños a la ecología y sobre todo a la buena vecindad.
La estrategia de Donald Trump durante 2019 fue la de atacar a México, pero ninguna de sus presiones prosperó, esto se debió a los buenos oficios y a la buena operación diplomática del Gobierno mexicano.
Arturo Calvillo, Ciudad de México.
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