“Todos los que consideran la solución militar como la única medida para poner fin a los conflictos en Libia cometen un error grande. Nosotros estamos liderando un proyecto internacional, pero este proyecto es muy frágil y sin duda alguna no es fácil el camino por el que tenemos que pasar”, ha reconocido este sábado el canciller italiano.
De la misma manera, ha insistido en distinguir entre las acciones planeadas para luchar contra el terrorismo en el territorio libio y la búsqueda de una solución a la crisis que vive el país norafricano.
Todos los que consideran la solución militar como la única medida para poner fin a los conflictos en Libia cometen un error grande. Nosotros estamos liderando un proyecto internacional, pero este proyecto es muy frágil y sin duda alguna no es fácil el camino por el que tenemos que pasar”, ha reconocido Paolo Gentiloni, canciller italiano.

“Son dos casos diferentes. En Libia se requiere una situación estable y un Gobierno responsable hasta que Italia y Europa puedan gestionar el flujo de refugiados, la lucha contra el terrorismo y el contrabando de seres humanos”, ha detallado el jefe de la Diplomacia italiana.
Gentiloni ha insistido en que ninguna medida militar puede restaurar la estabilidad en Libia y en que la política es la opción que se persigue, si bien, ha apostillado que los libios son los que deben decidir.
A su juicio, pese a que el Parlamento libio ha aplazado el debate sobre el gobierno de unidad, la gran mayoría aboga por crear un Gobierno de unidad nacional, idea que apoya la comunidad internacional.
El pasado enero, la ministra de Defensa italiana, Roberta Pinotti, aseguró que el Occidente está preparado y actuará en Libia si llegan a fallar los diálogos para formar un gobierno de unidad.
De acuerdo con Pinotti, el Occidente no podría dejar a Libia a su suerte en caso de que no se logre la formación de un Gobierno para este país africano, ya que cada día aumenta el poderío y la presencia del grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) en el territorio libio.

Desde la campaña militar extranjera orquestada por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que acabó con el régimen de Muamar Gadafi en octubre de 2011, Libia cuenta con dos facciones principales: una, el Gobierno reconocido internacionalmente y con sede en Tobruk; y la otra, el llamado Gobierno de Salvación Nacional (GSN), con sede en Trípoli.
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